El capital árabe se posiciona con fuerza en el sector de las aerolíneas
Las expectativas de crecimiento a corto y medio plazo son optimistas.
«El cielo está enladrillado. ¿Quién lo desenladrillará?…». El famoso trabalenguas se ha tornado en realidad con el despegue espectacular del sector aéreo durante los últimos años, que ha cambiado esos ‘ladrillos’ volantes por aviones… miles de aviones cada día. Números en mano, entre 8.000 y 13.000 aparatos sobrevuelan cada jornada el mundo, en los cuales trabajan entre 48.000 y 78.000 tripulantes y, entre todos, mueven a más de cuatro millones de pasajeros.
Son cálculos de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Zurich (Suiza), de los que se extrae también otro dato revelador: un avión ha de pasar más del 90% de su tiempo volando para ser rentable. Y eso que bases para descansar no le faltarían: en todo el globo hay 9.000 aeropuertos por los que pasan cada año más de 2.300 millones de personas.
El negocio parece asegurado, al menos a medio plazo. En 2014 las aerolíneas comerciales ingresaron 751.000 millones de dólares (con casi 20.000 de beneficio) y este año esperan un 4,2% más. Las últimas previsiones de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (Iata por sus siglas en inglés), el ‘lobby’ que agrupa a la mayoría de las aerolíneas del mundo, apuntan que el número de pasajeros se duplicará con creces en el horizonte de 2032, al igual que el impacto económico del sector que alcanzará los 5,8 billones de dólares (casi 5,3 billones de euros).
Según sus cálculos, el incremento anual del tráfico será incesante y especialmente acusado en los llamados mercados emergentes. Así, mientras en las regiones maduras como Europa y Norteamérica las subidas en el número de pasajeros serán del 3,8% y el 3%, respectivamente, en Oriente Medio prácticamente se duplicará ese nivel (6,3% por año de media), seguido de cerca por el mercado de Asia-Pacífico (5,5%), Latinoamérica y el Caribe (5,4%) e incluso también África (5,1%).
La estimación de Iata para Oriente Medio no es ni mucho menos gratuita. Y es que si hablamos de motores del sector para los próximos años, seguramente décadas, hay que mirar a los Emiratos Árabes y a sus aerolíneas. Abu Dhabi a través de Etihad, Qatar mediante Qatar Airways y Dubai con Emirates pretenden hacer del Golfo Pérsico la mayor base aérea (‘hub’) del mundo. Y recursos financieros no les faltan.
Gracias a la ventaja de un petróleo más barato -sus países figuran entre los principales productores internacionales de crudo- y de estar plenamente respaldados por sus Estados -sus competidores occidentales se quejan de que el apoyo público que reciben quiebra el libre juego de la competencia-, su crecimiento no parece tener fin.