Diario de León

Más de 2,5 millones de clientes podrían reclamar contra Ryanair por los retrasos

La cifra global de la indemnización, según la compañía, podría ascender a 850 millones de euros .

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efe | londres

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Más de 2,5 millones de usuarios de la aerolínea irlandesa Ryanair podrían presentar reclamaciones contra la compañía por haber sufrido retrasos en sus vuelos. Todo esto propiciado a raíz de hacerse pública la sentencia de un juzgado del condado de Manchester que otorga a los clientes seis años y no dos para exigir las compensaciones pertinentes.

La cifra global de esta indemnización, según los abogados de los pasajeros de Ryanair que presentaron la denuncia, podría ascender a 610 millones de libras (unos 850 millones de euros).

La sentencia, que puede suponer un hito para las víctimas de los retrasos aéreos, aunque en este caso solo afecta a Inglaterra y Gales, determina que la compañía de bajo coste no puede dictaminar unilateralmente el tiempo que tiene un cliente para presentar una queja en su contra al verse perjudicados debido a los retrasos.

Además, sostiene que Ryanair se equivocó al prohibir que los pasajeros exijan indemnizaciones después de dos años, porque «la ley de la Unión Europea dice que tienen derecho a hacer reclamaciones hasta seis años después».

Para Ryanair, establecer un periodo de seis años es algo «innecesario e irrazonable», por lo que anunció que apelará contra la resolución sobre este pleito, presentado en 2008 por dos pasajeros que volaban desde la localidad catalana de Reus al aeropuerto de Stansted, y que sufrieron un retraso de ocho horas.

El Tribunal Supremo británico dictaminó el año pasado que los pasajeros deberían tener seis años para reclamar, pero Ryanair alegó entonces que los usuarios conocen los términos de los vuelos cuando reservan su plaza y, por lo tanto, saben que el límite para exigir compensaciones son solo dos.

Pero en esta nueva sentencia de la Corte del condado de Manchester, ciudad situada en el norte de Inglaterra, el juez determinó que la compañía que dirige Michael O’Leary no puede usar una cláusula «en su letra pequeña» para imponer un límite

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