Draghi dibuja una Eurozona al ralentí hasta 2017 pero promete más estímulos
El BCE empeora las previsiones de inflación y crecimiento para los próximos años.
Llegó septiembre, volvió Mario Draghi y los mercados respiraron aliviados. El italiano cumplió este jueves 68 años y las bolsas se dieron un moderado festín teñidas de verde esperanza (Madrid subió el 1,05%, Fráncfort el 2,68% y París, el 2,17%). El camino es duro, la realidad macroeconómica muy compleja, pero el presidente del BCE volvió a demostrar que tiene duende y recordó que en la renqueante Eurozona hay y habrá vida más allá de la férrea ortodoxia alemana
«Estamos listos para actuar», proclamó solemne desde Fráncfort. Un mensaje que vale decenas de miles de millones de euros. El Banco Central Europeo está dispuesto a ampliar el histórico programa de compra de deuda (QE), a aumentarlo, a flexibilizarlo... Está dispuesto a más, a casi todo. Una noticia en apariencia positiva que en el fondo, sin embargo, sólo denota que el motor no carbura como se esperaba. «Hay recuperación pero será más lenta de lo previsto», admitió al anunciar un empeoramiento de las previsiones de inflación y de crecimiento para 2015, 2016 y 2017. No hay respiro en esta maldita crisis. Cuando ese particular Guadiana europeo llamado Grecia parecía estar encauzado por tercera vez, el gigante chino (esto sí son palabras mayores) ha puesto en jaque a la economía mundial y en concreto, a un euro aún convaleciente. ¿Qué hacer?
Las bases
Todas las miradas siguen apuntando a Fráncfort, a un Draghi al que se le están agotando los ases bajo su manga. Hoy viernes, precisamente, se cumple un año desde que anunció una histórica bajada de tipos al 0,05% y sentó las bases para la aprobación del no menos histórico programa de compra masiva de deuda, sobre todo pública, por un importe de un billón de euros hasta septiembre de 2016 (el programa llamado ‘Quantitative Easing’ se aprobó el pasado enero, pero entró en funcionamiento en marzo). Una media de 60.000 millones de adquisiciones mensuales regidas bajo unos parámetros que podrían modificarse en los próximos meses si la situación de los países emergentes, sobre todo, complica sobremanera la realidad de la economía mundial. Recuerden ese «estamos listos para actuar» porque Draghi no da puntada sin hilo. Habrá noticias.
Ayer el verbo del Consejo de Gobierno del BCE fue «mantener». Los tipos (0,05%), la tasa negativa de facilidad de depósitos (-0,2%) o el QE. «No se ha discutido ninguna modificación, aún no estamos ahí», desveló. En realidad, sí hubo un cambio y aunque parezca nimio, quizá no lo sea tanto. Se amplió del 25% al 33% el límite de compra de cada emisión, una medida que se llevará a la práctica analizando «caso por caso» y que supone, per se, «una clara señal». «La decisión busca mantener una fluida implementación del programa. Las cuestiones técnicas no frenarán su aplicación», matizó.