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El escándalo de Volkswagen amenaza con arrollar a toda la cúpula del grupo

El presidente dimite, pero insiste en que «desconocía» la implantación del truco.

Porsche, del consejo de supervisión de Volkswagen.

Publicado por
J. M. Camarero | Madrid
León

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La manipulación en el sistema de medición de la contaminación que emiten hasta 11 millones de vehículos de Volskwagen ha abierto la crisis más importante de la compañía automovilística alemana en sus casi 80 años de vida. Por ahora, se ha llevado por delante a su presidente, Martin Winterkorn, quien este miércoles dimitió de su cargo, aunque insistió en que «desconocía» la implantación del truco que había permitido recortar los límites de gases nocivos de parte de sus vehículos diésel ante las autoridades medioambientales norteamericanas.

Pero las consecuencias no acabarán ahí. El escándalo de Volkswagen ha supuesto un golpe tan duro que su consejo de supervisión—-un órgano de control típico de las empresas alemanas— anticipó que en los próximos días «habrá más consecuencias personales». De hecho, sus miembros advirtieron de que las investigaciones de la firma continúan «a gran velocidad» y recordaron que actuarán contra «todos los participantes en lo ocurrido, que ha provocado un daño inconmensurable». Este viernes será el día clave, porque se reúne el consejo de administración de la firma, una cita de la que podrían derivarse nuevos ceses y, a la vez, el nombre del sustituto de Winterkorn. El hasta este miércoles presidente acababa de renovar su cargo esta primavera hasta el año 2018.

Para la dirección del grupo, el presidente recién dimitido «no tenía conocimiento de la manipulación». Y ello, a pesar de que comienzan a aparecer voces que recuerdan que ya alertaron ante las prácticas del grupo, contrarias a la legislación ambiental.

Testimonios

Uno de esos testimonios es el del ingeniero Daniel Carder, de la Universidad de Virginia Occidental. En mayo del año pasado presentó un estudio sobre las emisiones de diferentes marcas, habiendo advertido previamente a Volkswagen sobre los elevados niveles de contaminación de varios modelos, aunque no recibió ninguna respuesta. En el acto de presentación del informe se encontraban responsables de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés), el organismo que destapó la semana pasada el escándalo automovilístico. Lo que comenzó siendo un problema focalizado -la compañía indicó en un principio que la manipulación afectaba a unos 450.000 vehículos en Estados Unidos- se ha convertido en una «fase crítica» para el futuro de empresa, tal y como reconoce el comité de supervisión: el problema afecta a 11 millones de unidades que se habrían vendido por todo el mundo; las investigaciones se han extendido a países como Alemania, Italia y Corea del Sur, y podrían llegar a otros muchos, incluido España; la firma ha tenido que provisionar 6.500 millones de euros por posibles pérdidas.

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