La Ocde pide ahora mayor gasto público y flexibilizar el déficit
Cree que ambas medidas son necesarias para impulsar la economía y critica los «ajustes masivos».
D. Valera | Madrid
Las políticas de austeridad a ultranza cada vez tienen menos adeptos y más arrepentidos. Tanto que la Ocde recomendó ayer aplicar en la zona euro medidas opuestas a las tomadas desde el estallido de la crisis por los diferentes gobiernos. En concreto, aconsejó más gasto público y flexibilizar la reducción del déficit. Todo ello como fórmula para impulsar el lento crecimiento económico de la región que amenaza con estancarse en un contexto de desaceleración global.
Esta demanda consta en el informe publicado ayer por la organización, que además hace una valoración negativa de la política de recortes «masivos» aplicados en 2011 y 2012 por haber contribuido a prolongar la recesión. El organismo que engloba a las economías más industrializadas del mundo prevé que el PIB de la eurozona aumente este año un 1,6% y que apenas avance una décima en 2017 hasta el 1,7%. Además, estima que la tasa de para bajará de forma muy gradual al 10,2% este ejercicio y al 9,8% el próximo.
Esfuerzos
«En el contexto actual de recuperación lenta, los países deberían utilizar la flexibilidad autorizada para ralentizar o suspender temporalmente sus esfuerzos de saneamiento», señala la Ocde en el documento de trabajo. De hecho, se atreve a cuestionar el tabú de la rigidez del Pacto de Estabilidad, la normativa que ha regido sin fisuras la política económica de la Comisión Europea y que está enfocada a la consolidación fiscal y la reducción del déficit de los países de la moneda única. Sin embargo, el organismo que dirige Angel Gurría ahora cree necesario que esa normativa sea más flexible y permita el margen suficiente a los países para poder adoptar «una orientación expansionista» de su política económica. Es decir, el organismo sigue defendiendo la disciplina fiscal y el equilibrio presupuestario, pero se muestra partidario de ampliar los plazos para cumplir la senda de consolidación en los países que se comprometan a realizar reformas orientadas a «mejorar el crecimiento potencial y la sostenibilidad a largo plazo de las cuentas públicas». Justo lo contrario a lo que defiende Alemania y los países del norte del continente.