La disminución de la recaudación tributaria dispara el déficit estatal
Se sitúa en el 1,9% y ya supera en junio el objetivo fijado para 2016 en el Programa de Estabilidad .
david valera | madrid
La administración central se ha convertido contra todo pronóstico en el peor alumno a la hora de cumplir la senda de estabilidad presupuestaria, al menos en la primera mitad del año. Así, el déficit del Estado hasta junio se situó en el 1,9% del PIB, es decir, en el primer semestre del ejercicio incumple el objetivo anual del 1,8% fijado en el Programa de Estabilidad. En concreto, la diferencia entre ingresos y gastos se situó en los 21.343 millones, según los datos publicados ayer por Hacienda. Un resultado que supone un quebradero de cabeza para el Gobierno por un doble motivo. Para empezar, se produce en la víspera de que la Comisión Europea decida si multa a España por exceder el límite fijado en 2015. Y además, la clave de este mal comportamiento se debe a la caída de la recaudación un 5,5% en ese periodo, en términos de contabilidad nacional, por motivo de una rebaja fiscal que en Bruselas nunca vieron con buenos ojos.
Desde el departamento que dirige Cristóbal Montoro alegan que el dato supone una mejora de 0,1 puntos porcentuales respecto a los registros del primer semestre de 2015 y también representa un ligero descenso de dos décimas sobre el dato de mayo. Pero ni siquiera la reducción un 3,4% de los gastos (especialmente los intereses de la deuda un 5,9%) parece suficiente para cumplir lo comprometido.
Los focos se centran en la caída de la recaudación tributaria. De hecho, los ingresos del Estado hasta junio alcanzaron los 79.368 millones, lo que supone un retroceso del 3,9%. El principal deterioro es el registrado en el Impuesto sobre Sociedades, que ha pasado de 9.722 millones en 2015 a 5.600 en 2016, un 42,4% menos, debido al desplome del primer pago fraccionado (un 56%) por la desaparición en 2016 de las medidas transitorias aplicadas desde 2012.
Tal desplome ha obligado al Gobierno a anunciar su intención de adelantar el cobro de este tributo al recuperar un tipo mínimo del pago fraccionado que oscilará entre el 20% y el 25% -hasta 2015 era el 12%- para las compañías con una facturación superior a 20 millones. El objetivo es lograr 6.000 millones este mismo año que ayuden a cuadrar las cuentas.
Pero los problemas de recaudación también afectan al IRPF. De hecho, en los seis primeros meses los ingresos de esta figura también cayeron un 7% hasta los 15.078 millones. Una consecuencia directa la rebaja fiscal que afectó a las retenciones del trabajo y del capital. La parte positiva en la tributación vuelve a ser el IVA, que hasta junio incrementó su recaudación un 2,7% y alcanzaron los 35.212 millones por la mejora del consumo.
Las cifras tampoco son positivas si se analiza el déficit del conjunto de las administraciones públicas (salvo los ayuntamientos), que hasta mayo alcanzó los 24.618 millones, es decir, 1.553 millones más que hace un año. Esto es el equivalente al 2,2% del PIB (un 2,32% con ayuda a la banca). Esta cifra es peor al 2,13% registrado en el mismo periodo de 2015 y, por tanto, complica el objetivo global del 3,6% fijado en el Plan de Estabilidad para el presente ejercicio.
La principal responsable de este mal comportamiento en los primeros cinco meses volvió a ser la administración central. Incurrió en un déficit de 22.365 millones a finales de mayo, lo que equivale al 1,99% del PIB, excluyendo la ayuda financiera. Por contra, las comunidades autónomas, que hasta ahora habían sido el punto más débil en la consolidación fiscal, redujeron un 24,8% su déficit hasta los 4.031 millones.
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Redacción