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Las constructoras ganan presencia exterior pese a la mella de la crisis

Tratan de paliar el desplome de contratos en España, agudizado por la incertidumbre política.

Un trabajador camina por una zona en construcción. EFE

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León

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josé antonio bravo | madrid

La última crisis económico-financiera ha pasado una factura severa a las cuentas nacionales de las seis grandes constructoras españolas, aunque han hecho de la necesidad virtud aumentando su presencia exterior para compensar el desplome de contratos en España, agudizado por la incertidumbre política. Medido en números, el 83% de sus ventas, con una cartera conjunta que sumaba 101.478 millones de euros al cierre del primer semestre, las hacen ya en otros países.

Es un ejemplo de los dos lados de la moneda que presenta uno de los motores económicos del país. Otro lo muestran las últimas estadísticas internacionales del sector. Así, la cara es que cinco de ellas aparecen en el ‘top 20’ del ranking europeo de la construcción por ventas y capitalización en 2015, elaborado por la consultora Deloitte. Las firmas francesas, no obstante, vuelven a dominar la clasificación colocando a tres entre las cinco primeras, con la multinacional Vinci como líder con 38.518 millones de euros de ingresos al año y una cotización en Bolsa cercana: 34.801 millones, un 30% mayor a la de hace 12 meses.

ACS, segunda en la lista, la sigue a poca distancia en ventas (34.925 millones) pero su capitalización es cuatro veces menor (8.501 millones) y también poco más de la mitad de los 15.270 millones que valía Ferrovial en el mercado a finales del año pasado tras aumentarlos un 27%. La compañía de la familia Del Pino es la siguiente española en la clasificación, aunque para encontrarla hay que descender hasta la octava posición. Por delante, aparte de las francesas (Bouygues y Eiffage, junto a la citada Vinci), tiene a una sueca (Skanska), una austriaca (Strabag) y una británica (Balfour Beatty).

Acciona, undécima, es de las que más ha mejorado, revalorizándose un 41% en el mercado hasta los 4.528 millones, con unas ventas que llegaron a 6.544 millones. A continuación figura FCC, similar en facturación (6.476 millones) pero claramente a la baja en cotización (1.824 millones). OHL prácticamente cierra ese ‘top 20’ con 4.369 millones en ingresos anuales y una capitalización en 2015 de 1.575 millones. Y Sacyr (2.949 y 939 millones, respectivamente) aparece en el puesto 28.

De cara a este 2016 desde Deloitte observan buenas perspectivas para el sector en el corto y medio plazo, aunque será en el exterior. «Sobre todo en Norteamérica, algunos países latinoamericanos y la región de Asia-Pacífico», apuntan en su estudio. Lo argumentan en que, según el Banco Mundial, las necesidades de inversión en infraestructuras en esos países superan los 43.000 millones de dólares (38.500 millones de euros), en especial en Brasil, Rusia, India y China. Frente a esto, apostillan que en España «el panorama no es nada alentador».

Cara y cruz

En cualquier caso, toda moneda tiene su reverso y en este caso la cruz que arrastran las seis grandes constructoras nacionales es su elevado endeudamiento. Tan importante es su magnitud que, conforme al mismo informe (European Powers of Construction ), cuatro de ellas figuran en el ‘top 10’ de las firmas europeas del sector con mayor pasivo en relación a su cifra de beneficios antes de impuestos (ebitda). Y con ACS, que ocupa el undécimo lugar, serían incluso cinco.

FCC lidera esta clasificación negativa con una deuda neta que en 2015 superó en 6,7 veces sus ganancias antes de impuestos. El segundo lugar en este ranking no deseado es para la francesa Eiffage, con 5,4 veces de diferencia. Las tres posiciones siguientes las ocupan Ferrovial (4,4 veces), Acciona (también 4,4 veces más de pasivo) y OHL (4,1 veces). En ACS, claramente más aliviada en este aspecto, su ebitda solo resultaba 1,1 veces inferior.

Las últimas cuentas semestrales no han mejorado mucho la situación salvo en el caso de FCC. El grupo controlado por el magnate mexicano Carlos Slim —quien tras su reciente OPA dispone del 61,1% del accionariado, el triple que su socia Esther Koplowitz, hija del fundador— redujo su deuda en un 19,5% respecto a finales de 2015 y queda ahora en 4.404 millones, logrando además pasar de unas pérdidas de casi doce millones hace un año a ganar 55 millones de euros.

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