La rebaja de los impuestos se queda en una posición muy comprometida

david valera | madrid

La reforma fiscal aprobada por el Gobierno, que incluía una rebaja del IRPF y del Impuesto sobre Sociedades, fue recibida con escepticismo por la Comisión Europea. El incumplimiento del déficit el año pasado y los malos datos de recaudación del primer semestre de 2016 han confirmado los temores en Bruselas sobre los efectos de la reducción impositiva en los ingresos.

En concreto, la medida tuvo un impacto negativo de 7.846 millones de euros en los recursos tributarios de 2015, sobre todo en el IRPF con una merma de 4.813 millones, según datos de la Agencia Tributaria. De esta forma, cualquier tipo de rebaja a corto plazo, como la anunciada por el PP en campaña electoral sobre recortar dos puntos los tipos del impuesto, queda muy comprometida.

Desde Hacienda insisten en que fue la rebaja fiscal una de las claves para que España mantuviera un crecimiento intenso del 3,2% el año pasado, el doble que la media comunitaria. Sin embargo, la caída en un 5,5% de los ingresos del Estado en el primer semestre (en términos de contabilidad nacional) deja sin margen de maniobra al próximo Gobierno en materia impositiva, salvo que quiera poner en peligro el nuevo objetivo de déficit pactado con Bruselas. De hecho, todo apunta a que los cambios fiscales más inmediatos irán encaminados a captar nuevos recursos.

Ese hundimiento ha llevado al Gobierno a anunciar que reimplantará el cobro adelantado del impuesto, que obligará a las empresas con una facturación superior a los 20 millones a adelantar el abono fraccionado con un tipo mínimo de entre el 20% y el 25%. El Ejecutivo espera conseguir así 6.000 millones este mismo año. Además, la Comisión ha vuelto a recomendar a España limitar los beneficios fiscales.