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La luz sigue pasando factura

Los consumidores han asumido un recibo completamente distinto al que tenían hace 15 años Lo que se paga depende de una especie de bolsa energética que no siempre llama la atención.

Publicado por
León

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j.m. camarero | madrid0

Los consumidores han asumido una factura de la luz completamente distinta a la que tenían hace apenas 15 años. Y lo han hecho casi sin enterarse de que lo que pagan cada mes depende de una especie de bolsa energética cuyos resultados sólo llaman la atención cuando, como en las últimas semanas, los precios se disparan.

Este ‘pool’ energético sólo influye en un tercio del recibo —el resto son costes fijos e impuestosde unos 12 millones de usuarios— el 49% del total— que se rigen por la tarifa regulada (Precio de Venta al Pequeño Consumidor, PVPC). Todo el mundo se ha acostumbrado a mirar cuál es ese precio diario, como hace tres años ocurría con la prima de riesgo de la que nunca nadie había oído hablar.

El mecanismo funciona de la siguente manera: un día antes de establecer el precio se estiman las necesidades energéticas que tendrá todo el país. Para cubrirlas, cada central pone sobre la mesa la electricidad que puede ofrecer, así como el precio al que le cuesta generarla. El sistema acoge primero las fuentes más baratas pero si con su producción no se puede cubrir toda la demanda, se tira de las más caras. Y aquí llega el problema, porque el coste que exigen estas últimas centrales es el que se les paga a todas, incluidas las renovables que ofertan barato.

Es lo que técnicamente se denomina como mercado marginalista, al que se acusa de ‘sobrerretribuir’ a determinadas centrales y de elevar los costes. En días como el 25 de enero, el precio del ‘pool’ rozó los 92 euros por megavatio/hora (Mwh), lo que implicó una tormenta perfecta de precios en la que hubo mucha participación de los ciclos; poca de las energías ‘verdes’; y una elevada demanda por la ola de frío.

El sistema es similar al del resto de países de la Unión Europea. «Es el método más eficiente, porque te aseguras de que siempre van a entrar los recursos más baratos», explica Pedro González, director de Regulación de Unesa, la patronal de las eléctricas. El precio marginal «provoca que los productores se esfuercen en todo momento para competir por ofrecer su electricidad», explica. Y recuerda que la alternativa de «fijar los costes de cada tecnología» es la que imperó hasta 1997. «Entonces, el precio medio de generación era de 50 euros por megavatio/hora y desde entonces a 2016 ha sido de 40 euros», apunta. Sin embargo, el sistema tiene algunas rendijas por las que se cuelan sus propias debilidades. «No siempre se consigue esa eficiencia de la que se habla porque las firmas aprovechan los avances en I+D que consiguen aquí para trasladar esas tecnologías a sus negocios en el extranjero», apunta Xavier Brun, profesor de la Universitat Pompeu Fabra.

Massimo Cermelli, profesor del departamento de Economía de Deusto Business School, indica que el sistema de formación de precios «es eficiente siempre que sea completamente competitivo». Y apunta que esa falta de competencia puede deberse, en ocasiones, a que no todas las centrales ofrezcan las cantidades máximas de electricidad que pueden aportar, aunque esta distorsión ya la está investigando la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

La fiscalía

También en ese ámbito se encuentra actuando la Fiscalía para determinar posibles abusos de mercado que impactan en las facturas. Para Jorge Morales de Labra, «hay que abandonar el sistema marginalista cuando se trate de centrales donde no haya competencia», como sucede con los pantanos. Este experto sostiene que «las diferencias de precios que se han registrado no pueden ser tan drásticas». Sin embargo, desde el sector recuerdan que la cuota de mercado del principal generador de luz en España es de las menores si se compara con sus homólogos en Francia o Italia.

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