La CNMC multa con 65 millones a Renfe por frenar la liberalización del transporte
Competencia le acusa de privilegiar a su socio alemán y discriminar al resto durante un lustro.
j. a. bravo | madrid
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) infligió ayer un severo golpe financiero a Renfe, a la que hace años venía culpando -amén de al propio Gobierno- del fiasco que ha terminado siendo la liberalización del transporte ferroviario de mercancías en España, donde todavía copa el 70% de media y hasta el 100% en algunos servicios (automoción). Lo que no se sabía, y que ha motivado la imposición de una sanción récord a la operadora pública -65 millones de euros, la mayor multa individual por actos contrarios al libre mercado-, es el detalle de las conductas irregulares en las que habría incurrido al menos seis años (2008-2013).
El órgano que preside José María Marín Quemada acusa al grupo ferroviario público de sendas infracciones «únicas y continuadas». La primera, afirma, «consistente en acuerdos y prácticas concertadas» entre dos filiales de Renfe y varias del grupo alemán Deutsche Bahn -el principal operador ferroviario de mercancías de la UE-, «restrictivos de la competencia por su efecto». Y la segunda, añade, por «una discriminación comercial abusiva», al menos a los miembros de la Asociación de Empresas Ferroviarias Privadas (AEFP).
Desde Renfe no negaron ambos hechos, aunque sí matizaron que las prácticas denunciadas por la Comisión «ya han sido corregidas voluntariamente». En concreto, se remontan a 2008 cuando Renfe y Deutsche Bahn suscribieron varios acuerdos que se mantuvieron sin cambios, al menos, hasta finales de 2013 y que ya motivaron la apertura de un expediente en marzo de 2014.
Por ello el vocal de la CNMC Fernando Torremocha -uno de los cinco miembros de la Sala de la Competencia que ha resuelto la sanción- argumenta en un voto particular que el caso debería haberse archivado al caducar el expediente por superar los 18 meses de plazo para tramitarlo. Asimismo, sostiene que las dos conductas infractoras atribuidas a las operadoras ferroviarias corresponden, en realidad, a una misma actuación, lo que resulta «metafísica y lógicamente imposible».
La Sala acusa a Renfe y Deutsche Bahn de crear «una serie de vínculos que les permitieron posicionarse como clientes y proveedores privilegiados entre sí».