El Popular se desangra un 50% en una semana sin señales de rescate

José m. CAmarero | Madrid

Los abandonos, las salidas inesperadas y los movimientos de huida se suceden en el seno del Banco Popular, con un futuro cada vez más complicado sin que ningún agente externo —ya sean otros bancos, autoridades bursátiles, económicas y monetarias— se hayan movido un ápice a pesar de los problemas por los que pasa la entidad. Mientras tanto, la sangría bursátil no se detiene, por mucho que en las últimas sesiones el grupo parecía haber tocado fondo.

Ayer, las acciones del banco perforaron dos nuevos mínimos históricos y registraron otro impacto que no habían visto durante esta crisis. El valor de sus títulos cayó hasta los 0,33 euros por acción, una referencia en la que nunca antes se había movido Popular. Basta recordar que hace apenas medio año cotizaba por encima del euro, y ya por entonces se consideraba una referencia demasiado frágil para la entidad.

Con esos registros, la capitalización bursátil de la corporación —esto es, el valor en bolsa, que puede servir como referencia para cualquier comprador— descendió hasta los 1.400 millones, casi 1.000 menos que siete días antes. El banco sigue siendo el valor más pequeño del Ibex-35, cada vez más alejado del resto de cotizadas, y ajeno a la evolución del resto del sector bancario.

A estos datos llegó después de desplomarse ayer un 18%, el mayor descenso de un solo día en esta crisis. Contabilizó esta minusvalía después de siete sesiones consecutivas sin que haya conseguido arrancar una subida. El valor de las acciones ya representa la mitad de lo que costaban una semana antes. Con un retroceso superior al 48% en estas jornadas, la única opción que el mercado espera del Popular es que algún protagonista del sector financiero salga en su salvación.

Mientras llega ese mirlo blanco, los inversores siguen utilizándolo para ganar dinero mientras se desangra.