El absentismo laboral repunta al compás de la recuperación económica
Lucía Palacios | Madrid
Como si de una operación matemática se tratara, cuando la economía va mal, el absentismo laboral se reduce, y en el momento en que empieza a recuperarse, vuelve a incrementarse. Así está sucediendo desde el cuarto trimestre de 2013, cuando coincidiendo con los primeros síntomas de la mejoría económica, el número de trabajadores que se ausentaba de su puesto de trabajo comenzó a repuntar —después de seis años consecutivos de caída— y en 2016 se agudizó aún más.
La tasa de absentismo laboral el pasado año se impulsó hasta el 4,88%, lo que supone que ha experimentado un avance superior incluso a los ratios del PIB nacional y del empleo y se sitúa muy cerca del máximo alcanzado en 2007 (4,95%), según el informe presentado ayer por la consultora de Recursos Humanos Adecco.
Así, España se coloca a la cabeza de la OCDE en absentismo laboral, solo superado por Suiza, y eso que tiene una de las tasas de longevidad más altas, según explicó durante la presentación del estudio el director de la asesoría jurídica del Grupo Adecco, Javier Blasco. Lógicamente, esto tiene un desembolso en las arcas del Estado y de las empresas. Solo en 2016 supuso unos costes directos de 5.993 millones.