MERCADO LABORAL
Los directivos temporales se abren paso en las empresas españolas
Cada vez más compañías recurren a los 'interim managers' para pilotar proyectos puntuales. En el 54% de los casos los ejecutivos interinos deben hacer frente a una reestructuración
La figura del directivo ya no está necesariamente unida a un puesto fijo y una jornada de ocho horas. Los interim managers (directivos temporales) son profesionales con mucha experiencia que trabajan como autónomos y hasta terminar un proyecto concreto en la empresa que les contrata. Hasta hace unos años, en España casi nadie conocía los servicios de estos profesionales, pero en la actualidad la mayoría de los empresarios han tenido noticia de esta modalidad de dirección. Aun así, siguen existiendo confusiones sobre la dirección en transición.
Alberto Fernández, fundador de la Asociación Interim Management España (AIME), destaca que una de las ventajas de este tipo de directivos es que permite a las empresas «adquirir talento que no tienen». Además, las empresas se ahorran un coste fijo en un empleado con unas aptitudes que quizá más tarde no necesiten.
Según el 'Informe sobre el Estado del Interim Management en España', elaborado por la AIME sobre la profesión de interim manager, el 53,8% de las empresas que contratan este tipo de profesionales lo hace en el marco de una reorganización de la compañía, una tarea que quizá los directivos internos no están preparados para afrontar. En el 24,2% de los casos, el nuevo directivo temporal desarrolla nuevos negocios o mercados, mientras que en otro 13,4% sustituye temporalmente a un directivo por despido o baja.
Óscar Perreau, director de EIM España, agrega que «un interim manager puede incorporarse inmediatamente, y estar adaptado a la empresa en una semana». En los casos de despido, el directivo en transición puede estar trabajando mientras «la empresa busca un sustituto por los métodos tradicionales».
EL PERFIL
Fernández explica que el trabajo de directivo temporal no es una salida para profesionales que están acabando su carrera profesional. Y remarca que «idealmente un interim manager tendrá 10 años de experiencia en puestos de dirección». En España, según el informe de la AIME, el 41% tiene menos de cinco años de experiencia. Normalmente un directivo en transición entra en este mercado con 40 años, detalla Fernández. «Es raro que un interim manager tenga menos años, pero puede pasar». En el informe que hicieron sobre la actividad, queda clara esta circunstancia. Solo el 11,5% de los encuestados tenían menos de 40 años, y la franja de 46 a 50 años es donde hay más directivos temporales con el 29,1%.
AIME también ha constatado durante su funcionamiento que las empresas tienen muy en cuenta el currículum del candidato. No es suficiente la experiencia en puestos directivos. Un alto cargo en transición tiene que haber pasado por varias divisiones de una empresa: la financiera, la de márketing, logística, entre otras. Eso le da una visión global.
EXPERIENCIA
Perreau, de EIM España, cree que la experiencia en varios sectores también ayuda a ser un buen directivo temporal. «Al final, los problemas suelen ser parecidos en todas las empresas, lo que tiene que entender el directivo es cómo gestionarlos», señala. Y si el ejecutivo ha trabajado en una multinacional, mejor aún. «Toda esa experiencia la aprovechan las empresas pequeñas», cuenta el responsable de EIM. Muchas veces los gestores no tienen un conocimiento sobre los procesos para ser eficientes que las grandes empresas tienen implementadas desde hace años. «El interim management les permite el acceso a ese conocimiento», agrega.
Precisamente, las start-ups utilizan este servicio para profesionalizarse. Otra gran parte de las misiones, en la jerga que utilizan en el sector, son las empresas familiares. Aunque, Ricardo Agustín, director de la consultoría Family Business, admite que en las empresas familiares cuesta asumir el concepto de alquiler de directivos. «Prefieren contratar a la vieja usanza».
Aunque encuentran grietas para convencerles. Sobre todo para poner en marcha proyectos en los que la empresa carece de experiencia o talento interno. «Entonces ven positivo contratar a una persona con éxitos probados en otras empresas, porque disponen de un profesional avalado y con solvencia», concluye.