Pendiente de su gran juicio, al que podría acudir desde prisión
El futuro judicial de Rodrigo Rato no se le presenta precisamente halagüeño. De hecho, este 2018 podría tener que afrontar su gran juicio, el de la polémica salida a bolsa de Bankia...desde la cárcel. Y es que se espera que para esta primavera el Tribunal Supremo falle sobre los recursos contra la condena masiva (65 acusados) por «dilapidar» 15,5 millones de euros de las arcas de Caja Madrid y Bankia entre 1996 y 2012 mediante el disfrute de las controvertidas tarjetas ‘black’, denominadas así por ser presuntamente opacas ante Hacienda. Tras la muerte de Miguel Blesa, Rato es el principal condenado por la Audiencia Nacional: 4,5 años de prisión por apropiación indebida.
Más tarde, es probable que en otoño —sabiendo ya si ha sido absuelto por las ‘black’ o empieza a cumplir condena—, tendrá lugar la vista oral por falsificar presuntamente las cuentas de Bankia antes de su estreno en el mercado y engañar a los inversores. Rato, que se sentará en el banquillo junto a su antigua cúpula —otras 34 personas, incluidas el propio banco, su matriz BFA (ahora de capital público en su mayoría) y la auditora Deloitte—, se enfrenta aquí a siete años de prisión.
La defensa del expolítico metido a financiero se ha centrado en culpar a los órganos supervisores, Banco de España y CNMV, al cumplir «en todo momento con cuantos requerimientos, recomendaciones y directrices le fueron dirigidos».
Este año también se espera que concluya la investigación sobre el cuantioso patrimonio de Rato desde su llegada al Gobierno (más de 26 millones) y su ocultación parcial a Hacienda.