Diario de León

PRECARIEDAD

Pagar por trabajar, una realidad creciente

Un estudio afirma que el 20,2% de los españoles han recibido una oferta laboral en la que les piden dinero para entrar en un proceso de selección o conseguir empleo. Los expertos consultados diferencian entre quienes tienen recursos para poder plantearse ese debate y quiénes no y en la novedad de este fenómeno

Publicado por
GABRIEL UBIETO
León

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Abdelali no tenía hace apenas unos meses trabajo, pero tampoco los 2.000 euros que le pedían para el curso de gobernante de hotel con el que le prometieron un puesto asegurado. "Vi la oferta por internet y una vez en la entrevista me dijeron lo del curso. Cuando les respondí que no podía pagarlo, me ofrecieron otro por 500 euros que permitía acceder al mismo empleo”, explica este vecino del barrio del Gòtic barcelonés de origen marroquí.

Una situación parecida a la que vivió María Luisa, autónoma de 56 años que lleva un año buscando trabajo. “Ahora todo se hace por internet y a mi edad tengo que reaprender de nuevo a buscar trabajo”, explica.

A ella la llamaron para un trabajo de vendedora y la citaron en un hotel del centro de Barcelona para entrevistarla. Allí vio que la cita era para un negocio de venta piramidal de productos de limpieza al que para acceder había que adelantar un dinero. “Todo eran promesas de dinero fácil… No me quedé ni al final de la sesión”, cuenta María Luisa, que sigue buscando empleo. 

TANTO EN PROFESIONES TERRENALES COMO DE ALTOS VUELOS

Xavi llegó a Dublín en uno de los aviones que algún día espera poder pilotar. Se graduó hace tres años y hace unos meses decidió pagar los 100 euros de pasaje y postular a una oferta de Ryanair. Al monto del pasaje tuvo que añadir 350 euros para costearse el examen de simulador de avión que la compañía subcontrata a otra empresa para evaluar si era un candidato óptimo.

Abdelali, María Luisa y Xavi forman parte del 20,2% de españoles que ha recibido una oferta laboral en la que le han solicitado pagar para entrar en un proceso de selección o conseguir empleo, según datos de un informe de Adecco.

“Pagar no gusta, pero hacerlo te permite entrar. Sobre todo después de costearte una carrera de 100.000 euros como la mía. Lo veo como una inversión y, principalmente, por qué si tú no lo pagas lo hará otro”, explica Xavi. Por sus palabras, este joven forma parte también del 12,4% de parados que ha pagado o estaría dispuesto a hacerlo para conseguir un empleo, según datos del mismo estudio.

Marc es otro piloto que, a diferencia de Xavi, sí pasó la prueba y recién acaba de finalizar los dos meses de formación específica que le exige Ryanair. Coste: 30.000 euros, que ha tenido que pedirle al banco.

UNA REALIDAD QUE LLEGA DESDE LOS SINDICATOS

Desde los sindicatos consultados –CCOO, UGT y CGT- son conscientes de esta realidad laboral, aunque, no obstante, no pueden explicar casos concretos que les hayan llegado ni aportar datos propios.

Quiénes sí trabajan con casos como los de Abdelali y Maria Luisa son los orientadores del programa Làbora, del Ayuntamiento de Barcelona. Sus técnicos cuentan otros en los que tienen que pagar 60 euros por entrar en una bolsa de empleo de servicios de limpieza o de cuidadores con la promesa de un mínimo de horas que luego no se cumplen.

ETERNOS BECARIOS

A Sofía le cobraron por seguir trabajando. Esta joven entró a hacer prácticas extracurriculares en un departamento de la Conselleria de Cultura de la Generalitat, con las que ganaba 500 euros por cinco horas. Le sirvieron para independizarse, “muy justa”, matiza. Al finalizar el grado pidió que le hicieran un contrato y como respuesta le invitaron a matricularse en un curso 'on line' de telefonista para poder renovar el convenio de prácticas.

Los 120 euros del curso los pagó ella y continuó con esta fórmula durante casi dos años más. Un administrativo de refuerzo, aproximadamente el equivalente a la tarea que Sofía realizaba, cobra anualmente un mínimo de 19.909,52 euros, según las tablas salariales de la Generalitat. 

Hoy Sofía no tiene derecho a paro y apenas ha cotizado. Hasta hace poco era una de los 193.126 jóvenes con contrato de prácticas remuneradas o de formación que hay en España, de un total de 1,4 millones de becarios en toda España según un reciente informe de CCOO.

Las reflexiones de los diferentes testimonios de este reportaje se debaten entre  la “dignidad”, según ellos mismos coinciden, de no ceder en pagar por vender su fuerza de trabajo y la intensa competitividad por un empleo que les obliga a hacerlo. Otra de las diferencias, en la que coinciden los expertos consultados, es entre quienes tienen recursos para poder plantearse ese debate y quiénes no y en la novedad de este fenómeno. 

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