Estados Unidos y China firman la paz tras su guerra comercial
Suspenden sus vetos después de que Pekín aceptara aumentar las importaciones norteamericanas.
Zigor Aldama | Shanghái
La guerra comercial que protagonizan China y EE UU estaba a punto de desbocarse. Las dos mayores potencias mundiales habían anunciado la imposición de aranceles por un valor total cercano a los 100.000 millones de dólares y no parecía que ninguno de los dos gobiernos fuese a ceder. Pekín justificaba sus impuestos con el principio de reciprocidad y Donald Trump, que fue quien lanzó la primera piedra, mantenía que la gran escora de la balanza comercial hacia China no era justa.
Afortunadamente, ayer domingo, antes de que la sangre llegase al río, las dos delegaciones de alto nivel reunidas en Washington desde el viernes pasado alcanzaron un acuerdo para suspender todas las tasas que habían anunciado. Los dirigentes comunistas fueron los que dieron un paso atrás al aceptar reducir el superávit comercial del que disfrutan en su relación con EE UU. Pero el comunicado conjunto que publicaron no concreta una cifra a ese respecto, y tampoco menciona los 200.000 millones de dólares en los que Trump quiere reducir su déficit comercial con China.
«Para satisfacer las crecientes necesidades de consumo de la ciudadanía china, así como la de un desarrollo económico de alta calidad, China incrementará sustancialmente sus compras de bienes y servicios estadounidenses», se limitó a informar la nota conjunta, en la que se subrayó que el acuerdo tendrá efectos positivos en el crecimiento económico y en la creación de empleo en EE UU. «Hay compromisos muy importantes en el sector de la agricultura, donde esperamos ver un aumento de entre el 35% y el 40% en las compras chinas de productos agroalimentarios», añadió el secretario del Tesoro norteamericano, Steven Mnuchin, quien lideró la delegación estadounidense.
Algunos detalles
«En el área energética, duplicaremos las compras de energía —por parte de China— por lo que creo que podríamos ver 50.000 o 60.000 millones de dólares al año de compras energéticas durante los próximos tres a cinco años. Estratégicamente, eso es muy importante para nosotros», recalcó Mnuchin. La Casa Blanca también se congratuló del resultado de la segunda ronda de las negociaciones, que comenzaron a principios de mayo en Pekín, y anunció que proseguirán. «Estados Unidos enviará un equipo a China para trabajar en los detalles del acuerdo y continuarán las conversaciones de alto nivel para resolver las disputas económicas y comerciales de forma proactiva», avanzó.
En China, sin embargo, el acuerdo no se ha interpretado como una derrota. A pesar de que ha sido su delegación la que finalmente ha cedido, la prensa oficial del gigante asiático consideró ayer que la nueva coyuntura beneficia a ambas partes.