Los inversores castigan a Ryanair con 3.200 millones por sus conflictos
El ‘lobby’ turístico y los sindicatos cuestionan el modelo laboral del líder del bajo coste.
j. a. bravo | madrid
Ryanair está en una encrucijada muy complicada que puede marcar el futuro de su, hasta ahora, exitoso modelo de negocio. De un lado, no ceder ante las reclamaciones cada vez más extendidas en su plantilla de mejorar sus condiciones laborales, legitimando a los sindicatos en la compañía aérea y cambiando su política de contratar -por razones fiscales- a la gran mayoría a través de su matriz en Irlanda. Por otro, evitar que el conflicto se enquiste y castigue su valor en bolsa.
Y es que desde que el 29 de marzo sufriera su primera huelga de este año, en ese caso por parte de sus tripulantes de cabina (TCP) en Portugal, su cotización se ha desplomado un 20% de media en los mercados donde participa. En Londres sus acciones cerraron este viernes a 12,98 euros, un 3,7% menos que el jueves y un 26,5% por debajo de su precio el 1 de enero.
La capitalización de la aerolínea allí es ahora de 15.520 millones de euros, 3.200 menos que a finales de marzo. Pero lo peor lo ha sufrido el último mes: desde el 10 de julio, cuando se conocía la huelga que sus TCP harían en España, Bélgica e Italia, además de Portugal, los días 25 y 26 de ese mes, sus títulos se han depreciado un 15% y ha perdido en el parquet más de 2.800 millones.
En esta tesitura la considerada aerolínea líder del segmento ‘low cost’ (bajo coste) en Europa ya ha empezado a ver penalizados sus resultados. En el primer trimestre fiscal (desde marzo) redujo sus beneficios un 20% -ganó 319 millones- tras entrar en una guerra de tarifas -las redujo un 4% de media a menos de 39 euros- y para el segundo ha rebajado la recuperación de sus precios -solo un 1% frente al 4% anterior-.
Asimismo, Ryanair es de las compañías del sector que más está acusando el encarecimiento del carburante por la subida del petróleo. A eso se une un incremento del 34% en los costes del personal. Por eso amenaza con reducir vuelos, rutas e incluso temporalmente algunas bases en invierno, lo que recortaría la plantilla.
La situación se puede repetir en los próximos meses, pues Ryanair no parece dispuesta a ceder a las demandas sociales de su plantilla. Para José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur, -el ‘lobby’ que representa a las grandes firmas turísticas en España-, se evidencian «las debilidades de un modelo ‘low cost’ que, más que nunca, se basa en la precariedad del empleo y unas condiciones competitivas ajenas a la regulación». De hecho, los sindicatos han pedido a Bruselas que obligue a la aerolínea a contratar según las leyes nacionales de los países donde opera.