VIVIENDAS TURÍSTICAS
La CNMC recomienda revisar la regulación de viviendas turísticas y eliminar restricciones
El superregulador propone eliminar normas como la prohibición de licencias, las moratorias o la zonificación en las ciudades
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) recomienda revisar la regulación de viviendas turísticas para asegurar que sea "necesaria y proporcionada" y "reducir" así la actual selva regulatoria, según ha informado el superregulador en un estudio en el que propone eliminar restricciones como la prohibición de licencias, la aplicación de moratorias o la zonificación.
La CNMC propone eliminar estas restricciones que considera "especialmente graves" además de otras como el establecimiento de cupos por zonas, la prohibición de alquilar habitaciones, la limitación de la duración de la estancia, el establecimiento de tamaños mínimos o la regulación de los precios de los alquileres.
También quiere Competencia evitar algunos "requisitos y obligaciones que suponen una carga para los titulares de viviendas", como las exigencias de equipamiento y servicios mínimos -climatización, wifi o placas distintivas-, los regimenes de autorización previa o la exigencia de comunicación de precios a la Administración, "salvo que resulten indispensables y proporcionados para proteger una razón imperiosa de interés general".
Efecto positivo de las viviendas turísticas
Casi una semana después de que el organismo presidido por José María Marín Quemada decidiese recurrir la normativa turística de los Ayuntamientos de Madrid, Bilbao y San Sebastián por considerar que estas normas eran "contrarias a la competencia y a los principios de regulación económica eficiente", la CNMC publica este estudio en el que concluye que la mayoría de las normas autonómicas y locales de este país "no superan el test de necesidad y proporcionalidad".
Para la CNMC, el auge de las viviendas turísticas tiene efectos positivos en las ciudades. "La expansión de las viviendas turísticas ha intensificado la competencia, propiciando menores precios y mayor calidad de los alojamientos turísticos”, precisa el regulador, quien considera que además provoca una utilización más racional de los espacios urbanos al poder ser habitadas "de forma habitual por los residentes y arrendadas a los viajeros en los momentos de mayor demanda".
"Las viviendas turísticas aportan riqueza a los ciudadanos, contribuyen a recuperar barrios tradicionalmente degradados y tienen un efecto positivo de arrastre sobre el comercio local y sobre el turismo en su conjunto", subraya el organismo regulador.
Por su parte, considera como "efectos negativos" aquellos derivados de la congestión, como el ruido o el efecto sobre el medioambiente, que sin embargo son "consustanciales al conjunto de la actividad turística" y precisan, por tanto, una regulación "global" en todo el sector. "Por otra parte, las molestias que se pueden producir en los edificios donde conviven residentes y viajeros deben ser abordadas de la manera más proporcionada, probablemente utilizando otro tipo de normativa, como se ha producido en otras ciudades europeas", concluye.