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JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ SECRETARIO GENERAL DE UGT

«Si en septiembre vemos que no podemos aprovechar el cambio de gobierno, habrá movilizaciones»

El secretario general de UGT, José María Álvarez, con el fondo del logotipo del sindicato, que cumple 130 años. QUIQUE GARCÍA

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León

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GABRIEL UBIETO | BARCELONA

El domingo se cumplen 130 años de la fundación en Barcelona de la Unión General de Trabajadores (UGT), en la que 13 han sido los secretarios generales que la han dirigido, con un historial de liderazgos dilatados que se extienden hasta José María Álvarez (Alvariza, Asturias,1956). Tras 26 años al mando de la federación catalana fue elegido en el 2016 secretario general de toda la federación. En el próximo congreso «puede», según reconoce, que repita candidatura; al tercero «seguro», taxativo, que no.

— ¿Cómo describiría la UGT de 1888 y como lo haría con la del 2018? ?En qué ha cambiado?

—La UGT del 1888 era una UGT incipiente, estaba todo por hacer. Somos el segundo sindicato más antiguo del mundo y por eso detrás de las conquistas sociales siempre ha habido alguien de la UGT. Hoy trabajamos con otros instrumentos, pero gran parte de nuestras demandas no son tan diferentes. Eso sí, tenemos muchos más recursos y estamos presentes en cientos de miles de empresas de toda España con cerca de 90.000 delegados sindicales.

— ¿Cuáles son estas conquistas sociales que se han logrado en estos 130 años y cuales todavía quedan pendientes?

—Las más importantes han sido la jornada laboral de 40 horas, las vacaciones pagadas y el derecho a la negociación colectiva, que hoy está en claro retroceso. Y pendientes quedan muchas. Sobre todo como sindicato tenemos que dar respuesta a los retos de la digitalización, la robotización y la globalización.

— Las tres conquistas sociales que usted ha señalado no las disfrutan hoy muchos trabajadores de la llamada nueva economía, como los colaboradores de Deliveroo o Glovo. Recientemente UGT ha presentado una demanda de conflicto colectivo contra estas plataformas, ¿por qué ahora y no hace un año, cuando para estas mismas fechas los ‘riders’ protagonizaban las primeras huelgas?

—Nosotros para actuar necesitamos hacerlo en nombre de personas que se organizan dentro del sindicato. Hace un año no teníamos trabajadores suficientes dentro de ese sector para organizar nada, hoy sí. Las plataformas digitales la única modernidad que aportan es el sistema de distribuir el trabajo, pero son tan antiguas como los patronos que iban a buscar peones hace dos siglos en la plaza Urquinaona. La diferencia es que antes lo hacía una persona y ahora un logaritmo. No hemos de renunciar a la tecnología, pero tampoco a los derechos laborales.

—¿Y por qué esa gente que hace un año se autoorganizó no decidió hacerlo a través de UGT?

—Seguramente tiene que ver con los últimos años de dificultad que hemos vivido. No lo escondo. A los grandes sindicatos esta crisis no solo nos ha afectado en cuanto a descenso de afiliados, sino que nos ha afectado también en términos morales y de credibilidad. En algunos momentos el sindicato ha sido noqueado, aunque, en general, creo que UGT ha sido un sindicato honesto. Lo que no ha dejado de provocar que perdiéramos prestigio, sobre todo entre la gente más joven. Si en los 90 una de las novedades en la contratación fueron las ETTs, en la primera década del siglo XXI probablemente están siendo las empresas multiservicio.

—En las empresas multiservicio se fija que se aplicaría, como mínimo, el convenio colectivo del sector. ¿Por qué no se introdujo una cláusula similar de manera específica en el AENC?

—Porque no fue posible. Este es un elemento muy importante desde el punto de vista de la declaración de principios. Una de las cuestiones que le pediremos al nuevo gobierno de Pedro Sánchez es que esto se imponga por ley.

—¿Es un buen acuerdo, teniendo en cuenta que pactaron incrementos salariales del 2% y la inflación en julio fue del 2,2%?

—El AENC es un buen acuerdo. La media de incrementos salariales hasta la firma del acuerdo era del 1,69% y se pactó el 2%, más hasta el 1% en productividad. Conseguir la base de 1.000 euros mínimos por convenio es algo extraordinariamente positivo, ya que con ello estamos incrementando los salarios de entre 4,5 y 6 millones de trabajadores en España.

—¿Qué margen le dará UGT al PSOE, dada la aritmética parlamentaria, para aplicar esas medidas?

— Que el PSOE no tenga mayoría parlamentaria para cuestiones como derogar la reforma laboral no hará que UGT cambie su postura. El Gobierno sabe que la gente no tiene tiempo y por lo tanto hemos de desbloquear medidas como la renta mínima de inserción.

—¿Cómo se consigue eso con un Gobierno en minoría y un PP con mayoría en el Senado?

—El Gobierno tiene muchos instrumentos, como el decreto ley, para introducir cambios. Si en el mes de setiembre vemos que no podemos sacarle réditos a poder conseguir restablecer derechos, comenzaremos un proceso de movilizaciones.

—Hemos hablado de los primeros meses del gobierno de Sánchez, ¿cómo ha visto los primeros meses del gobierno de Quim Torra?

—Creo que hay motivos de esperanza. La situación catalana no se solventará si no es en base al diálogo. Hemos de ser conscientes de que en Cataluña no podremos solos decir nuestro futuro y, por lo tanto, esa decisión se tendrá que compartir. Pero en España deben saber que no puedan imponer en Cataluña la solución que quieran. Los catalanes no nos resignaremos.

—¿Qué le pide al Ejecutivo catalán para resolver la actual situación de bloqueo?

—Que no puede obviar la situación de división interna. Necesitamos más transversalidad, ya que creo que eso es algo que fortalecerá la posición catalana a la hora de negociar con el Gobierno del Estado.

—¿Y al Gobierno de Pedro Sánchez?

—Creo que tiene que ser plenamente consciente, al igual que el resto de poderes del Estado, de que este proceso es un proceso que se ha de continuar abriendo. Mantener en prisión preventiva a los ‘exconsellers’ y al ‘exvicepresident’ no tiene ningún sentido, ni jurídico, ni político. Deberían estar en libertad provisional a la espera del juicio.

—¿Le ha costado explicar y defender esta postura en el conjunto de España?

— Hemos recibido duras críticas, pero para nosotros es fundamental que nuestra organización sea transversal, que no esté en ninguno de los bloques y pueda tender puentes para mejorar la vida de las personas. Y también lo es para la UGT en el conjunto del estado. Es cierto que el sindicato ha vivido una situación de tensión, con más ruido que nueces. No ha habido bajas significativas, lo cual no deja de dolerme en lo personal.

—¿Cómo ha de ser la UGT del futuro?

— Hemos de aprovechar la fuerza que traemos del pasado y proyectar el futuro, que en verdad no ha cambiado tanto. Es global, como nacimos nosotros. Necesitamos una organización sindical internacional para poder hacer frente a este proceso de globalización y garantizar los derechos de los trabajadores de todo el mundo.