El Gobierno se refugia en Europa para justificar el incremento
Más allá de los datos, la Comisión lleva años pidiendo a España que centre sus esfuerzos en mejorar la llamada fiscalidad verde al estar medio punto de PIB por debajo de la media comunitaria. El margen de actuación existe y tiene, además, el mejor de los avales: Bruselas. La UE sigue siendo la mejor excusa cuando se trata de compararse con el resto de Estados miembro. Se trata de contar bien las cosas.
Todo lo contrario de lo que esta semana ha hecho el Gobierno socialista. Cuando parecía que las aguas se habían encauzado después de que la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, decretase en julio la muerte del diésel asegurando que «tiene los días contados», el pasado lunes, en el simbólico arranque del curso político, le tocó el turno a la de Industria. Una hora después de que Sánchez confirmarse la futura subida porque «el Ejecutivo del PSOE es ecologista», Reyes Maroto aseguró que el debate era un mero «globo sonda». Eso sí, horas después reculó aduciendo que se malinterpretaron sus palabras. En realidad, tampoco iba mal desencaminada ya que poco o nada se sabe más allá de la voluntad de subir el precio del diésel. Así lo aseguran fuentes oficiales del Ministerio de Hacienda consultadas por este periódico. «No hay nada concreto, los técnicos están trabajando en ello. Lo que sí se puede confirmar es que no hay afán recaudatorio, sólo medioambiental, que el aumento será progresivo y que sectores profesionales como los agricultores o los transportistas quedarán exentos», matizan. No sé sabe ni cuánto se recaudará (el PSOE, que no el Gobierno, habló en su día de 600 millones al año), ni qué se entiende por «sectores profesionales».