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El impuesto de patrimonio se consolida y deja de ser temporal

Hacienda opta por dejar de aprobar prórrogas anuales y convertir en permanente el tributo Catalunya recauda casi la mitad del gravamen cuyos ingresos en total superan los 1.000 millones

Los presupuestos del 2019, en sendas 'tablets'

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Agustí Sala
León

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Se acabaron las prórrogas. El impuesto de patrimonio se consolida, según ha anunciado la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tras entregar en el Congreso el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el 2019.

Montero ha explicado que, al darle a este gravamen que pagan unos 200.000 contribuyentes un carácter estable, "quien quiera suprimirlo tendrá que hacerlo por ley".

Este gravamen, del que hay pocos ejemplos en Europa, como es el caso de Francia, fue suprimido por parte del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, pero lo resucitó en el 2010 dada la caída de ingresos provocada por la crisis. Desde entonces se ha ido prorrogando su vigencia anualmente. Su desaparación estaba prevista para el 2012, pero se ha ido prorrogando anualmente desde entonces, también por parte de los ejecutivos del PP.

En el apartado de los ingresos, el Gobierno prevé obtener este año 227.356 millones de euros, una cota récord gracias a la subida impositiva a grandes empresas y rentas más altas recogida en el proyecto de cuentas para el 2019 y a pesar de que se ha revisado en una décima a la baja la previsión de crecimiento, hasta el 2,2%.

Con estas estimaciones, el Ejecutivo de Pedro Sánchez espera financiar unas políticas de gasto que suben en todos los capítulos, salvo el relativo a los intereses de la deuda pública.

El aumento del 9,5% de los ingresos impositivos permite mantener el techo de gasto de 125.064 millones informado a las Cortes en julio, a pesar de que las cuentas se han elaborado con el objetivo de déficit vigente (1,3% del producto interior bruto -PIB- para el conjunto de las administraciones), más exigente que el propuesto por el Ejecutivo socialista (1,8%).

El Presupuesto consolidado -que además del Estado, incluye Seguridad Social y organismos autónomos- se eleva a 365.520 millones, el 3,1% más que en 2018, de los que la mayor parte se corresponde con el gasto en pensiones, que crece un 6,2 %, hasta 153.864 millones.

Las políticas de gasto se financiarán en buena medida con una recaudación tributaria que aspira a ser la mayor de la historia gracias al ciclo económico y la subida de impuestos como el IRPF, por el que se ingresarán 86.454 millones, el 4,9% más, si bien el impuesto de sociedades será el que registre el mayor incremento relativo, del 14,1 %, hasta 27.579 millones.

El IRPF subirá dos puntos para rentas a partir de 130.000 euros y cuatro puntos a partir de 300.000 euros. En el impuesto de sociedades se fija un tipo mínimo del 15% de la base imponible para grandes empresas.

Por el contrario, se rebaja el tipo en sociedades del 25% al 23% para las empresas que facturan menos de un millón de euros y se reduce al 10% el IVA de los servicios veterinarios y al 4 % el de los productos de higiene femenina y el de las descargas y suscripciones de libros, periódicos y revistas.

Pese a estas rebajas, el aumento del consumo propiciará un incremento del 11,7% de la recaudación procedente del impuesto sobre el valor añadido (IVA), hasta 78.307 millones. El impuesto especial sobre el gasóleo aumenta en 3,8 céntimos por litro y un 30% de lo recaudado se dedicará en el 2020 a impulsar la renovación del parque automovilístico y a ayudar a las empresas en su transición ecológica.

En las previsiones de ingresos también se contemplan 1.200 millones del nuevo impuesto sobre determinados servicios digitales y 850 millones del que grava las transacciones financieras, si bien ambas figuras todavía están pendientes de tramitación como proyectos de ley.