Alemania esquiva la recesión pero su economía se estanca
La exportación lastra a la mayor potencia europea y el PIB de la eurozona crece a niveles de 2014.
edurne martínez | madrid
Alemania escapa de la recesión por los pelos tras conocerse ayer las cifras de crecimiento del PIB en el cuarto trimestre del año que se estancó en un 0,0%, según la Oficina Federal de Estadística. Evita técnicamente la recesión, después de haber registrado un periodo de crecimiento negativo en el tercer trimestre (-0,2%), lo que supone un retroceso importante con 2017 y un descenso de las estimaciones que se habían hecho por diferentes organismos alemanes e internacionales.
En el conjunto del año, Alemania registró un crecimiento del 1,4%, una décima menos de lo previsto inicialmente, lo que supone la tasa de expansión más débil de la mayor potencia europea y segundo principal cliente de España desde 2013, cuando creció solo un 0,5%. Desde entonces, todo habían sido datos positivos para los alemanes, cumpliendo la fase de crecimiento más larga desde 1966.
Con el frenazo de este cuarto trimestre, lo achacan al impacto negativo de factores externos como la incertidumbre alrededor del brexit y las tensiones comerciales con Estados Unidos. Teniendo estos factores en cuenta, el Gobierno alemán ya había rebajado a finales de enero en ocho décimas su pronóstico de crecimiento para este año, dejándolo en el 1%, la expansión más débil desde 2013.
Incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) había previsto un crecimiento mayor al del Gobierno, a pesar de su pesimismo. El organismo estima un avance del 1,3% en 2019 y mantiene el 1,6% para 2020. Lo que sí es positivo son los datos de ocupación, ya que la oficina estadística germana destacó que en el cuarto trimestre de 2018 Alemania contaba con 45,2 millones de ocupados, lo que supone un aumento anual de más de 507.000 personas, un 1,1% más que en 2017.
Los datos publicados ayer por Eurostat confirman además que la economía de la eurozona creció un 1,8% en 2018, su menor avance desde que dejó atrás la crisis en 2014 y seis décimas menos que en 2017. Las causas las focalizan en el empeoramiento de la situación económica de Alemania e Italia, así como el incierto contexto internacional.
En el cuarto trimestre la economía avanzó solo un 0,2%, lo que supone el crecimiento anual del 1,8%, una décima por debajo de lo previsto por la Comisión Europea, que ya ha advertido de una ralentización que se prolongará a lo largo de este año por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, la mayor incertidumbre política motivada por el brexit y la debilidad del comercio global.
En este contexto, España es el país mejor parado dentro de las grandes economías del euro, con un aumento del PIB en el cuarto trimestre del 0,7% y del 2,5% en todo el año, más de un punto por encima de Alemania y ocho décimas mayor que la media de la eurozona, según las cifras del INE avanzadas hace pocas semanas.
El problema es la previsión para 2019, que aunque el Gobierno cifra en el 2,2% para 2019, podría verse resentida por la desaceleración de Alemania, además de los factores ya previstos como la ralentización global y, sobre todo, el brexit . Y es que no solo es Reino Unido los que compran productos españoles, Alemania es el segundo mayor cliente para nuestro país, por lo que una moderación en sus importaciones calaría directamente en la economía española.
Pese a asumir la ralentización, la Comisión Europea insistía ayer en que la economía ha crecido en Europa durante 23 trimestres consecutivos y lo seguirá haciendo, aunque a menor ritmo.