El negocio del Popular era viable al realizar la ampliación de capital en 2016
j. m. camarero | madrid
A pesar de los problemas que arrastraba antes de la ampliación de capital de mediados de 2016 y de cómo se esfumó el negocio apenas un año después, Banco Popular tenía futuro por delante cuando acudió al mercado a buscar entre los pequeños y grandes inversores 2.500 millones de euros. No puede decirse que «fuese inviable». Así lo entienden los peritos cedidos por el Banco de España a la Audiencia Nacional, en cuyo informe se investiga aquella operación y la responsabilidad en la que pudieran incurrir sus directivos ante las demandas de miles de accionistas que perdieron sus inversiones tras la liquidación y venta al Santander en junio de 2017.
Estos expertos apuntan que, en aquel momento, el patrimonio neto del Popular era de 11.088 millones de euros, y que el banco «tenía una capacidad de generación recurrente de beneficios antes de provisiones en torno a 1.150 millones». Estas consideraciones resultarán claves para determinar la evolución de las demandas presentadas por muchos accionistas minoritarios contra los antiguos gestores del banco, entonces capitaneados por su presidente, Ángel Ron.