La OCDE recorta el crecimiento de España y alerta sobre el empleo
e. m. / p. r. | madrid / parís
Solo seis meses después de que la OCDE diera un espaldarazo a España con sus previsiones económicas, se sitúa ahora en la línea de otros organismos como el Banco de España y la Comisión Europea. La organización dirigida por Ángel Gurría recorta dos décimas la estimación de crecimiento económico este año hasta el 2%. Pero más llamativa es la revisión de tres décimas para 2020 y 2021 hasta situar el avance del PIB en el 1,6%, una de las cifras más bajas publicada por los organismos, según su informe ‘Perspectivas económicas’.
Las cosas han cambiado. Después de definir como «robusto» el crecimiento económico español en su informe de mayo, la OCDE reconoce ahora que la demanda interna seguirá siendo el principal impulsor del crecimiento y que se irá «moderando». Y es que «a medida que el ahorro de los hogares continúe aumentando, el consumo privado se moderará», explica el informe.
El organismo con sede en París lleva tiempo recomendando a España mejorar sus políticas de empleo para facilitar la adaptación de personas «poco cualificadas» a las necesidades del futuro y reducir el paro de larga duración, una situación en la que actualmente se encuentran uno de cada dos desempleados. En esta ocasión, prevé que el crecimiento del empleo se desacelere y cierre el año con una tasa de paro del 14,2%, que se mantendrá en 2020 y bajará al 13,6% en 2021.
A pesar de crecer por debajo del 2% hasta 2021, nuestro país seguirá creando empleo, algo que no ocurría antes de la crisis. En opinión de María Jesús Fernández, economista de Funcas, este hecho «extraordinario» se debe a los efectos de la reforma laboral, entre otros motivos. Los empleos más precarios y los despidos más baratos favorecen la creación de empleo aún con bajas tasas de crecimiento del PIB.
La OCDE reconoce que la caída en la confianza de las empresas y el débil crecimiento externo han afectado negativamente al sector industrial, aunque los servicios «continúan funcionando bien». Por ello, el crecimiento del empleo se ha moderado, aunque se mantiene en torno al 2% anual.
Aún así, la creación de empleo -menor que años atrás-, los aumentos salariales y la baja inflación «han respaldado los ingresos de los hogares y su ahorro». Por eso, la OCDE advierte de que el crecimiento del consumo podría ser «más débil de lo esperado» si la ralentización del empleo es más fuerte o si persiste la incertidumbre internacional.
No obstante, la evolución de España es superior a la media de la eurozona, que se prevé que crezca un 1,2% este año y un 1,1% en 2020. La política monetaria de la zona euro seguirá siendo expansiva, lo que promoverá la inversión y el consumo gracias a menores tipos de interés de los créditos. Pero, ojo, la deuda pública, del 96%, sigue siendo elevada, señala el organismo, y la incertidumbre política española genera dudas sobre hacia dónde van a evolucionar la fiscalidad y las finanzas públicas. ¿Qué medidas tomar? La organización recomienda aumentar la productividad, y para ello es necesario mejorar la competencia de la mano de obra y la innovación.
La caída de las exportaciones es uno de los puntos que más arrastra el crecimiento del PIB español. La OCDE calcula que la contribución de las exportaciones netas al crecimiento será negativa en 2020 por un crecimiento «mucho más débil» del mercado de exportación, y neutral en 2021. Si finalmente el crecimiento de Europa es inferior al previsto, donde se destina el 65% de las exportaciones de España, se reduciría aún más la perspectiva. El brexit también afectará negativamente al sector turístico, advierte el informe, la otra pata sobre la que se sustenta la economía española.