Diario de León

Lagarde anuncia una revisión estratégica de la política del BCE

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salvador arroyo | bruselas

Christine Lagarde pronunció ayer su primer discurso de marcado perfil económico como presidenta del Banco Central Europeo (BCE). Desde Fráncfort, en el contexto del Congreso de Banca Europea 2019, ante líderes políticos y empresariales, la francesa ha dejado claro que no habrá volantazo en la política monetaria de la institución que dirige desde hace poco más de veinte días. Aunque eso sí, se refirió a una «revisión estratégica a medio plazo» para valorar «sus efectos secundarios». Nada traumático, a priori, porque el emisor seguirá apoyando la economía. Pero no puede hacerlo solo. Así que emplazó a los líderes de la eurozona a compactar más la unión económica. Y abogó por un incremento del gasto público para impulsar el crecimiento.

Mensajes que no quiebran la línea de acción seguida por su predecesor, Mario Draghi y que se han venido reiterando desde el Eurogrupo y la Comisión Europea. Y que inciden en el mismo problema de fondo: las decisiones del BCE son insuficientes para salir de la crisis actual. Y la receta está en «una acción coordinada» entre los Estados que comparten divisa. Blanco y en botella: carga presión sobre Alemania y Holanda para que aprovechen su superávit contable e inviertan más. Y pide a otros como Italia, Francia o España que no pierdan de vista sus altas tasas de endeudamiento público.

«La postura política acomodaticia ha sido un factor clave de la demanda interna durante la recuperación, y esa postura se mantiene y seguirá marcando la orientación futura de apoyo a la economía. Pero está claro que la política monetaria podría lograr su objetivo más rápido y con menos efectos secundarios si otras políticas respaldaran el crecimiento», subrayó Lagarde a mitad de un discurso que inició situando a Europa «ante un nuevo comienzo».

De hecho, ante dos desafíos muy concretos en lo económico: el convulso escenario del comercio mundial por las tensiones entre Washington y Pekín y la necesidad de combatirlo con una demanda interna que la segunda economía más grande del planeta debe reforzar.

Una demanda interna más fuerte dota a las economías de una mejor posición para resistir a las oscilaciones en los ciclos de la economía global y a los problemas en el comercio mundial, como los que se viven en la actualidad, y a mantener sus trayectorias de crecimiento, explicó Lagarde.

Y ahí es donde entra en juego el insistente llamamiento a Berlín; la petición de más inversión pública que, al menos de momento, Angela Merkel no está atendiendo en la medida que le piden sus colegas europeos. Lagarde entiende que «las necesidades de inversión son específicas de cada país». Pero subraya que existe una necesidad «transversal»: consolidar un futuro común «más productivo, más digital y más ecológico».

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