La apuesta española por la sostenibilidad
amparo estrada | madrid
La Gran Recesión agudizó la precariedad laboral, estamos en «emergencia climática», la brecha de género se reduce a paso de tortuga... Todos estos elementos negativos -y muchos más- existen, pero aún así la concienciación de ciudadanos, empresas y gobiernos respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU está generalizada en Europa. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quiere que Europa se convierta en el primer continente climáticamente neutro del mundo en 2050. En España, 84 empresas y más del 80% de las cotizadas del Ibex-35 se han comprometido ya a integrar los ODS en su estrategia empresarial. Uno de los grandes cambios se está produciendo en el sector financiero.
El BEI (Banco Europeo de Inversiones) se ha comprometido a movilizar un billón de euros para inversiones destinadas al clima y la sostenibilidad medioambiental en la década de 2021 a 2030. A su vez, el Banco Santander facilitará 120.000 millones de euros en financiación ‘verde’ a empresas y particulares hasta 2025. El BBVA movilizará 100.000 millones de euros también hasta 2025 en financiación verde, infraestructuras sostenibles, emprendimiento social e inclusión financiera -en un año ya ha prestado 22.000 millones-. «Se trata de un enfoque que va más allá de no financiar a ciertos clientes y que tiene más que ver con ayudarles a trabajar en la transición a otros modelos más sostenibles», explica Antoni Ballabriga, director de Negocio Responsable de BBVA. La entidad presidida por Carlos Torres es una de las 50 compañías cuyas acciones están más presentes en las carteras de los 2.000 fondos ‘responsables’ analizados por Goldman Sachs. BBVA, junto con Inditex y Amadeus, son las únicas tres españolas que aparecen en ese listado de las 50 compañías más presentes en los fondos ESG (los que además de buscar rentabilidad tienen en cuenta el impacto social o medioambiental).
Aunque la que tiene la máxima sobrevaloración bursátil por parte de estos fondos es Ecolab, un proveedor global estadounidense de tecnologías y servicios para proporcionar agua limpia, alimentos, energía, con el objetivo de la sostenibilidad y reputación de la marca. A su vez, el Santander es el banco más sostenible del mundo según el índice Dow Jones de Sostenibilidad.
En España tenemos al líder mundial en emisión de bonos verdes, que es Iberdrola, con unos 10.000 millones de euros en circulación. Como explica Jesús Martínez, director de Finanzas y Recursos, «a diferencia de otros, intentamos ser muy estrictos y nos comprometemos a informar sobre las inversiones que financian estos bonos verdes, cuántas emisiones de CO2 prevemos reducir y cuántas han sido en realidad». La transparencia permite al inversor comprobar si realmente es verde o sólo lo parece. El asunto no está exento de polémica. Por ejemplo, varios inversores entre ellos la gestora británica Jupiter -uno de los principales fondos de cambio climático- calificó de oportunista el bono verde de Telefónica de 1.000 millones para desarrollar su red de fibra óptica y sustituir las conexiones de cobre, ya que la compañía lo hubiera hecho de todos modos y el bono verde no aportaba una reducción de emisiones «adicional». Aunque Standard & Poor’s salió en defensa del compromiso de sostenibilidad de Telefónica -que tiene como objetivo reducir un 50% para 2030 sus emisiones de gases con efecto invernadero-. Medir el compromiso medioambiental de las empresas y de los bonos verdes ha abierto una nueva vía de negocio, ya que es imprescindible disponer de unas métricas homogéneas que sirvan de orientación a los inversores.
En Repsol, el 30% de la base accionarial institucional corresponde a fondos que invierten conforme a los requisitos ESG, lo que sobre el total del capital representa un 15%. Desde hace cuatro años tenemos una relación muy intensa con estos fondos, señalan Ramón Alvarez-Pedrosa, director de Relación con Inversores, y Leticia Padura, gerente de ESG de Repsol. Puede que a alguien le resulte extraño que una compañía históricamente petrolera destaque como destino de la financiación sostenible, pero desde la compañía matizan que ya es más una gasista que una petrolera puesto que el 68% de sus reservas son de gas y el 32% depetróleo; además tiene en marcha varios proyectos de renovables en Aragón, Castilla y León, Andalucía y Extremadura; y el que será el primer parque eólico flotante semisumergible del mundo, que se ubicará en Portugal (en el que participa con un 19,4%). «Queremos liderar la transición energética», subraya Alvarez-Pedrosa, tras precisar que Repsol tiene como objetivo reducir su intensidad de carbono un 40% para el año 2040.