El calentamiento se alinea con Rusia para abrir nuevas rutas marítimas
Putin busca convertir la gélida costa norte de su país en centro mundial de desarrollo económico
El calentamiento global está acelerando el deshielo en el Océano Glacial Ártico y el presidente Vladímir Putin lleva ya más de una década pujando por convertir la gélida costa norte de su país, remota y casi despoblada, en un centro mundial de desarrollo económico.
Tan ambicioso proyecto, según Putin ha señalado repetidamente, tiene no sólo una enorme importancia económica, sino también geoestratégica y militar. Se trata de desafiar la estrategia comercial global según la entienden Estados Unidos y Europa. El Ártico ruso atesora ingentes riquezas naturales, especialmente hidrocarburos. Y en la tarea de explotar esos recursos, el cambio climático se ha convertido en un inesperado aliado aunque constituya una amenaza para el medio ambiente y la fauna local.
En cualquier caso, el camino recorrido en los últimos años para elevar la relevancia económica del Ártico ruso ha transformado significativamente la zona. Se ha intensificado la extracción en sus numerosos yacimientos, emplazado nuevas terminales de carga para la exportación de petróleo y gas —la más importante la de gas licuado en Sabetta (Yamal)— e instalado una central nuclear flotante, la Akadémik Lomonósov, en Pevek (Chukotka).
También ha desplegado numerosas bases militares, renovado algunas que ya existían y creado nuevas. Y no sólo para la defensa de esa parte de Rusia, sino también para tener a tiro con sus misiles a Estados Unidos por la trayectoria más corta que ofrece el Polo Norte. Todo ello mientras el tráfico marítimo se ha convertido en algo constante en aguas que permanecen congeladas la mayor parte del año y que hasta hace bien poco casi ningún barco surcaba. Solamente los rompehielos se aventuraban a hacerlo.
La primera vez que una embarcación pudo atravesar completamente la llamada Ruta Marítima del Norte (SMP), Séverni Morskói Put en ruso, que transita a través de toda la costa norte de Rusia entre los océanos Atlántico y Pacífico, fue en el verano de 2010. Lo hizo el carguero portacontenedores ruso ‘Monchegorsk’ perteneciente al consorcio Norilski Níkel, uno de los primeros productores mundiales de níquel.
Como Estado, Noruega tampoco ve con muy buenos ojos la ruta norte. Su ministra de Exteriores, Ine Marie Eriksen Soreide, en recientes declaraciones al diario ruso Izvestia dijo que el itinerario ártico «tiene serios problemas en todos los aspectos: a la hora de realizar operaciones de búsqueda y rescate, la infraestructura es insuficiente a lo largo de la ruta y el clima es extremadamente duro. Se hace muy difícil que este corredor sea tan rentable y comercialmente exitoso como muchos quisieran que lo fuera».