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La huida china de Wall Street

El escándalo de Luckin Coffee, sus manejos en la Bolsa de Nueva York y una ley del Senado de EE UU amenazan con provocar un trasvase de empresas al parqué de Hong Kong

Publicado por
León

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Luckin Coffee solo tiene tres años de vida, pero ha dado ya tantas alegrías como sobresaltos. Nació para plantar cara a Starbucks en China, un mercado cada vez más goloso para el sector del café, y apostó por un modelo de negocio diferente: sus establecimientos son mucho más pequeños y austeros que los de la competencia estadounidense, por lo que invitan a llevarse el café más que a degustarlo en su interior. Desde su aplicación móvil incluso se puede pedir la bebida a domicilio.

Sobre el papel, parecía que Luckin Coffee iba a lograr su ambicioso objetivo. El número de usuarios crecía como la espuma, en gran medida gracias a promociones muy agresivas, y la cadena ya supera a la multinacional de Seattle en el número de cafeterías que opera en el gigante asiático: casi 5.000. Las ventas estaban siendo extraordinarias cuando saltó al parqué estadounidense en mayo del año pasado y logró embolsarse unos 590 millones de euros. Demasiado buenas, quizá. El pasado mes de abril se descubrió el pastel: los ingresos de 2019 se inflaron en casi 300 millones de euros.

Aunque la empresa ha despedido a un nutrido grupo de directivos, el Nasdaq ha anunciado que expulsará a Luckin y sus acciones se han desplomado casi un 80%. Pero lo más relevante del escándalo es que puede marcar un punto de inflexión en la presencia de gigantes chinos en los mercados de valores estadounidenses. Porque el Senado de ese país ha aprobado una ley que requerirá a las empresas extranjeras pasar auditorías siguiendo los estándares americanos, algo a lo que muchas se niegan aduciendo que puede ir en contra de la seguridad nacional de los países a los que pertenecen.

UN SINFÍN DE MULTINACIONALES

Los analistas coinciden en que la diana está puesta en las 170 multinacionales chinas con presencia en las bolsas americanas, y que la ley -pendiente de su aprobación en el Congreso y de la firma de Trump- puede convertirse en un nuevo frente en la guerra económica que libran Pekín y Washington.

Así lo reconoció el senador John Kennedy: «No quiero alentar una nueva Guerra Fría. Lo que quiero, y lo que queremos todos, es que China juegue con las mismas reglas que el resto». Esa última aspiración podría suponer la marcha de Wall Street de grandes empresas estatales como PetroChina.

El diario ‘Financial Times’ sugería el pasado lunes que las inspecciones podrían dejar al descubierto los sobornos que reciben las autoridades chinas, pero también advertía de que la marcha de empresas chinas puede costar mucho dinero a los accionistas americanos. El rotativo británico apuntaló esa posibilidad con el ejemplo de la empresa de seguridad de Internet Qihoo360, que abandonó el parqué estadounidense en 2016 con una valoración de 9.300 millones de dólares y salió a bolsa en Shanghái dos años después valorada en más de 60.000 millones.

Eso es exactamente lo que está valorando hacer Baidu, el Google chino. Según fuentes anónimas consultadas por Reuters, la tecnológica, una de las que primero cruzaron el Océano Pacífico, podría abandonar el Nasdaq y buscar cobijo «más cerca de casa».

Esa expresión podría hacer referencia a Hong Kong.

FUGA DE LA COLONIA

«La Ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín está provocando que el capital abandone el centro financiero, en el que muchos han perdido la confianza. Una posibilidad que baraja el gobierno central chino es equilibrar la balanza listando gigantes como Baidu», comenta uno de ellos, que pide no revelar su identidad.

Según las fuentes de Reuters, los directivos consideran que la empresa china está infravalorada en Nueva York, donde las acciones han caído un 60% desde que alcanzaron su precio máximo en 2018 y su valor representa solo un 5% del que tiene Alibaba, la empresa china más cotizada.

Si las tensiones entre las dos principales economías mundiales continúan aumentando y ahondan en su ‘desacoplamiento’, Pekín incluso podría buscar la marcha del gigante del comercio electrónico. Otras como la rival JD o las tecnológicas Ctrip y NetEase ya están en conversaciones con la bolsa de Hong Kong para protagonizar una cotización secundaria en la excolonia británica.