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La banca española deja en el aire la reapertura de miles de sucursales

Una parte de los cierres por el confinamiento serán definitivos y se acelera el goteo de clausuras

Muchas de las sucursales cerradas durante la pandemia no volverán a abrir. MARCIANO PÉREZ

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León

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Cuando el Gobierno decretó el estado de alarma a mediados de marzo y toda actividad económica quedó relegada a su más mínima expresión, los bancos tenían abiertas 23.910 sucursales. El confinamiento obligó a desplegar todo tipo de ideas para seguir atendiendo a los clientes, sobre todo a los mayores con menos posibilidades de acceso a internet, con fórmulas como la cita previa, la operativa telefónica, el traslado a otras oficinas... Quienes por entonces más sufrían la pandemia sanitaria -los mayores- también temían el ‘corralito’ económico si veían cómo un banco cerraba las puertas. Cuatro meses después, lo peor de la crisis sanitaria parece haber pasado -a pesar de los rebrotes- aunque una buena parte de aquellas oficinas que cerraron por decreto seguirán sin abrir por la vía de los hechos.

El cartel del ‘cerrado por vacaciones’ que habitualmente cuelgan los bancos en una parte de sus oficinas durante estas semanas -ante la menor presencia de usuarios en determinados territorios- va a convertirse en el mejor test para que las entidades prueben las necesidades de los usuarios de esas sucursales. Según se comporte la demanda, pueden aprovechar la coyuntura para echar el cierre definitivo a la vuelta del verano. Así ocurre todos los años, y más aún en esta ocasión tras el parón provocado por el confinamiento.

El coronavirus está acelerando el progresivo cierre de sucursales que la anterior crisis, la de hace ya más de una década, impulsó a las entidades a ir clausurando su actividad a pie de calle. Allí donde antes había un banco, hoy hay un comercio, un bar u otro negocio alternativo. Tras la desescalada, el final del estado de alarma y la ‘nueva normalidad’ en marcha, la mayor parte de las oficinas han vuelto a su actividad. Pero no todas. Ni en la misma proporción en todos los bancos. Cada corporación vive una realidad diferente, aunque todos tienen un denominador: habrá menos sucursales a final de año, en algunos casos aprovechando la crisis sanitaria; en otros abrigándose en ella indirectamente.

Hay varios grupos de entidades, según la situación por la que atraviesan sus oficinas en estos momentos. Por ejemplo, en Banco Santander se mantienen sin actividad unas 700 de las 3.300 sucursales con las que cuenta la entidad en toda España. Eso sí, más de la mitad -»unas 400 o 500», según el consejero delegado del grupo José Antonio Alvarez- no funcionan por el verano, «como ocurre otros años».

EL FIN DE LA OFICINA ‘FÍSICA’

«La oficina física como canal está perdiendo importancia», destacaba el ejecutivo del banco esta misma semana en la presentación de resultados. «Incluso antes del confinamiento cuando las transacciones físicas caían a un ritmo del 8% y aumentaba la operativa digital», según Alvarez. «El número y tipo de oficinas la adaptaremos al objetivo de los clientes, según su comportamiento».

Un caso distinto es el de Banco Sabadell, cuyas oficinas cerradas durante la pandemia han reabierto en las últimas semanas. Hasta ahí, sin novedad con la ‘nueva normalidad’. Sin embargo, la entidad va a acelerar el proceso de clausuras que tenía previsto materializar durante todo el ejercicio, y cuyas estimaciones ya venían de antes de la pandemia. Para todo 2020, la entidad había calculado que cerrarían unas 140 sucursales. «Hemos ampliado esa cifra a unas 230 oficinas», indicó el consejero delegado de la firma, Jaime Guardiola.

Otra entidad que seguirá realizando clausuras será BBVA, aunque no lo hará de forma más rápida de lo que había previsto inicialmente. Esos cálculos apuntaban a una clausura de 160 oficinas en España en 2020 y ya se han liquidado 109. Al finalizar el segundo trimestre, BBVA contaba con 2.590 establecimientos bancarios a pie de calle.

En el caso de Bankia, este proceso será «paulatino», tal y como señalaba el consejero delegado de la entidad, José Sevilla, en la publicación de sus cuentas. La entidad ha clausurado 140 oficinas, un 7% de la red. Lo ha hecho aprovechando el periodo de confinamiento y el parón en la actividad. Sobre las que siguen abiertas «todavía es pronto para saber cuál es el tamaño óptimo de la red», indicó el ejecutivo.

Durante este primer semestre del año también CaixaBank ha reducido el tamaño de su red. La entidad cuenta con 3.797 oficinas, 121 menos que cuando comenzaba el ejercicio. El grupo sigue contando con la infraestructura más grande entre las entidades financieras. En su último plan estratégico había previsto clausurar unas 800 oficinas, aunque mantenía su presencia en los municipios más pequeños.

AJUSTES TEMPORALES

En algunas entidades financieras su política pasa por cerrar la actividad de una parte de sus oficinas en verano. Es lo que ocurre en Kutxabank, donde tienen 488 sucursales activas, un 93% del total. Aunque desde la firma aclaran que se trata de cierres temporales por la etapa estival.

En el caso de Ibercaja, también tiene abiertas la totalidad de las oficinas que cerró durante el confinamiento, aunque al mismo tiempo ha ido materializando cierres ya previstos que le han hecho cerrar el semestre con 1.068 sucursales, casi una veintena menos que a principios de año. Y Liberbank también ha visto recortada su red, de forma estructural aunque ya tiene abiertas todas las oficinas tras la crisis, hasta cerrar el semestre en las 579, casi un 8% menos que cuando comenzaba 2020.

Será en este segundo semestre cuando el sector compruebe el estado de salud de sus oficinas. Los últimos datos del Banco de España reflejan que el primer trimestre las entidades tenían 23.910 oficinas a pie de calle; unas 300 menos que a finales de 2019. Hace apenas cinco años había más de 27.000, en un momento ya de reducción. Y en el inicio de la anterior crisis económica llegaron a convivir más de 45.000 oficinas. Una realidad que ya no volverá.