Operación muy compleja
Endesa reciclará la mayor parte de las 266.870 toneladas de residuos del desmantelamiento de la central de Compostilla
El desmontaje de la instalación ocupará a unas 140 personas durante cuatro años Exempleados de empresas contratistas de la térmica y vecinos del Bierzo tendrán preferencia para cubrir los puestos de trabajo
El desmantelamiento de la central térmica de Compostilla, en Cubillos del Sil, es una operación de gran complejidad técnica que movilizará ingentes recursos: Unas 140 personas se ocuparán de los trabajos durante 48 meses. Se aplicará el denominado sistema de demolición selectiva para optimizar el aprovechamiento de los residuos, estimados en 266.870 toneladas, y su posterior reutilización como segundo uso o materia prima.
Cuando el pasado 30 de junio la central térmica dejó oficialmente de estar operativa, solo disponía de tres grupos, cuya potencia sumaba 1.051,7 megavatios (MW), que habían entrado en funcionamiento entre 1972 y 1985. Otros dos grupos más antiguos ya se encontraban en proceso de desmontaje, después de permanecer en servicio desde comienzos de los años 60. Las instalaciones ocupan unas 375 hectáreas, superficie en la que se distinguen tres zonas claramente diferenciadas: un área que alberga los grupos de generación eléctrica, otra que acoge los parques de transformación e instalaciones auxiliares, y el parque de carbones con el vertedero de residuos no peligrosos.
Plazo
Las tareas del desmantelamiento se prolongarán durante unos cuatro años
Las tareas se prolongarán durante unos cuatro años, en los que tendrán empleo alrededor de 140 personas, por término medio. El equipo humano procederá en gran parte de antiguas empresas contratistas o de residentes en el Bierzo, ya que Endesa, dentro de su compromiso con la sostenibilidad, ha dado prioridad en el concurso de adjudicación de la obra a las ofertas que incluyesen el mayor número de trabajadores locales.
La gestión del proyecto de demolición será llevada a cabo por un equipo de alta cualificación, que es lo que requiere un cometido tan complejo como el que se va a realizar en Cubillos del Sil. Los trabajos comenzarán este mismo año siguiendo un minucioso proyecto, en el que nada queda a la improvisación, con el objetivo de evitar accidentes laborales a pesar del elevado número de personal implicado.
Endesa, como promotor del proyecto, indica que «aplicaremos el sistema de demolición selectiva, que se define como aquel conjunto de operaciones realizadas de forma gradual y coordinada para el máximo aprovechamiento de los materiales que constituyen el residuo de demolición, minimizando así la fracción destinada a vertedero». Se trata de un objetivo muy ambicioso, teniendo en cuenta que los residuos superarán las 266.870 toneladas.
Para reducir en todo lo posible las afecciones al entorno, se implantará y se seguirá un exhaustivo plan de vigilancia ambiental con especial atención a las emisiones y vertidos durante la ejecución de los trabajos.
Dentro del compromiso de economía circular por el que apuesta Endesa está prevista la reutilización de los residuos de hormigón, para lo que la compañía instalará en Compostilla un equipo de machaqueo con capacidad para tratar 300 toneladas por hora; contará al menos con una machacadora de mandíbulas, un separador magnético para la segregación de las armaduras desprendidas y un cribado para la clasificación de los hormigones triturados. De esta manera se obtendrá una valorización del acero de armaduras y un árido reciclado que se empleará en el relleno de los huecos generados en las obras, así como en la remodelación morfológica del terreno tras las demoliciones.
Los materiales de yeso, las mezclas bituminosas, las tierras y rocas no contaminadas, los revestimientos refractarios, los lodos que contienen sustancias peligrosas, los residuos cálcicos, las cenizas y las maderas que contienen sustancias peligrosas se cargarán directamente sobre vehículos para su envío a un gestor autorizado. En la medida de lo posible, los residuos de transformadores serán cargados directamente sobre camión y enviados a un gestor autorizado, si bien los más voluminosos se desmontarán previamente en una nave.
Los restos de fibras y amiantos serán retirados por empresas especializadas, por lo que no llegarán a ser almacenados en el emplazamiento. Para los residuos peligrosos se dispondrá de al menos diez contenedores cerrados de 30 m3 para los sólidos y de cincuenta bidones de 1.000 litros para líquidos. Los productos químicos desechados se almacenarán asimismo en bidones.
Podrá plantearse durante las obras la reutilización de algunos equipos mecánicos, tanques o depósitos que se encuentren en buen estado. En caso de no estimarse viable, todos los residuos generados serán igualmente enviados a un gestor autorizado.