La crisis se ceba con los jóvenes y con las personas de rentas más bajas
Las ayudas permitieron reducir a la mitad el número de los que se quedaron sin ingresos
¿Cómo está afectando la crisis económica a los distintos estratos de la población? ¿Nos está tocando a todos por igual? ¿Hasta qué punto las ayudas del Gobierno están amortiguando el golpe? A estas preguntas sobre la evolución de la desigualdad y el papel del estado del bienestar, que normalmente tardan años en resolverse, ha dado ya respuesta un equipo de investigadores de la Universidad Pompeu Fabra, el Institute of Political Economy and Governance (IPEG) y CaixaBank Research a través de un proyecto pionero. Han analizado la evolución de tres millones de nóminas de clientes de CaixaBank aplicando técnicas de big data, lo que ha hecho posible valorar en tiempo real el impacto de la crisis económica y el efecto que tienen las transferencias públicas.
La primera conclusión de este estudio es que el impacto de la pandemia del coronavirus está siendo «fortísimo y desigual» y la segunda, que las ayudas desplegadas por el Gobierno han aliviado tremendamente sus efectos, hasta el punto de que ha dado cobertura a cerca de la mitad de las personas que dejaron de tener ingresos del trabajo entre febrero y abril y ha permitido reducir a la mitad el número de las que hubieran pasado a tener escasos ingresos o incluso nulos.
Además, antes de las transferencias del sector público, el índice Gini, medida económica que sirve para calcular la desigualdad de ingresos, experimenta un fortísimo repunte de 11 puntos entre febrero y abril, mientras que después de las transferencias se mantiene más estable y solo crece dos puntos entre febrero y agosto.
Como suele ser habitual, esta crisis no está afectando a todos los colectivos con la misma intensidad y las personas más perjudicadas están siendo en general las que tenían, antes de la crisis, ingresos más bajos. Además, su impacto también puede ser distinto en función de otras características socioeconómicas como la edad, el género, el origen o el lugar de residencia.
La edad es, sin lugar a duda, una de las variables en las que más se acentúan las diferencias entre los distintos grupos de población y en esta pandemia se ha agudizado incluso más. Los jóvenes de entre 16 y 29 años tenían, de partida, un nivel de ingresos claramente inferior al de las personas de mayor edad y son los que están experimentando un mayor deterioro: entre febrero y abril, y antes de tener en cuenta las ayudas del Gobierno, el peso del grupo de jóvenes sin ingresos aumentó en 24 puntos porcentuales, frente al incremento de 15 puntos para el conjunto de la población. Además, los jóvenes que antes de la pandemia tenían unos ingresos más bajos son uno de los colectivos que más está sufriendo la crisis.
Jóvenes sin ingresos
Concretamente, un 42% de los jóvenes que tenían ingresos medios antes de la pandemia pasaron a tener un nivel de ingresos bajo o a quedarse sin ingresos, y entre los que tenían unos ingresos bajos, el 44% se quedó sin ingresos. Si se analiza esto para el conjunto de la población, siendo el impacto también muy abultado, es 10 puntos inferior al de los jóvenes. Entre las personas de mayor edad, entre 50 y 64 años, el impacto fue menor aunque no despreciable. Así, el aumento del número de personas mayores sin ingresos fue de 9 puntos, y el porcentaje de mayores que antes de la pandemia tenían unos ingresos bajos y que en abril se encontraban sin ingresos (antes de tener en cuenta las transferencias públicas) fue del 23%, 10 puntos inferior al conjunto de la población y 22 puntos inferior al de los jóvenes. En cambio, en el otro extremo de la distribución de ingresos, las personas con ingresos altos se mantuvieron más estables.