Ganar en la bolsa

Comprar barato es una buena norma que resulta válida para cualquier transacción económica, del mismo modo que vender caro resulta siempre lucrativo, ya se trate de la venta de inmuebles, muebles o semovientes. En el campo de la inversión mobiliaria, y más concretamente en el segmento de los mercados de valores, esta pauta sufre una cierta modificación: conviene comprar cuando las cotizaciones bajan, pero sin necesidad de esperar al último momento, para evitar el riesgo de cualquier inesperado rebote, y vender cuando suben, pero siempre con la matización de que resulta preferible pensar que «el último duro lo gane otro». Para responder a la cuestión de si está baja ahora la Bolsa y para decidir, por tanto, si es el momento de comprar, es preciso olvidarse de las cotizaciones históricas, ya que parece evidente que estaban hipertrofiadas por la euforia de aprendices de especuladores y por el aliento de aprendices de economistas que afirmaban haber conjurado definitivamente los ciclos. Sólo resulta barata una acción cuando representa una fracción de valor sólido y rentable y, para ello, es conveniente recurrir a la contabilidad de la empresa... Siempre que esté auditada de forma fiable. Conviene, por el momento, y tal y como están las cosas en el parqué, huir de las perspectivas y expectativas espectaculares para no caer en las fantasías de los nuevos mercados y para evitar encerrarse en la burbuja. Pero el mejor consejo es abstenerse de invertir ante cualquier duda.