Rato reduce un 10% la previsión de crecimiento por la caída de la bolsa

Estas nuevas previsiones el Gobierno supone que España mantendrá un diferencial positivo de un punto respecto a la media de la UE y creará 280.000 nuevos empleos. El vicepresidente económico, Rodrigo Rato, culpó del nuevo escenario para el presente año a la «restricción financiera» que se ha producido como consecuencia de las caídas busátiles en los países de la OCDE y a que el crecimiento del comercio mundial haya sido inferior al 1%, cuando las previsiones iniciales apuntaban a un incremento del 6%. El Gobierno también basa su previsión de crecimiento para este año en un tipo de cambio euro/dólar próximo a la paridad y un precio del barril de petróleo de unos 24 dólares. Rato relacionó las caídas bursátiles con la falta de fiabilidad de los datos contables de ciertas empresas, que están introduciendo «inestabilidad» en los mercados de capitales, afectando al crecimiento de las principales economías desarrolladas, especialmente Estados Unidos y la UE. En España, sin embargo, el pequeño inversor sigue manteniendo sus ahorros en la bolsa, aseguró el ministro, pidiendo a los agentes económicos que no generalicen sobre las caídas bursátiles, ya que en la bolsa española hay tres sectores que han registrado pérdidas y cuatro que han recogido beneficios. La crisis internacional, «está resultando peor de lo inicialmente previsto», reconoció el vicepresidente, aunque insistió en que España está creciendo por encima de la media de la OCDE con una creación de empleo «claramente positiva». Admitió que aún hay ciertos «riesgos» en la economía española, como las mayores «tensiones inflacionistas» que en el resto de la zona euro, debido a la mayor presión de la demanda interna, pero que no afecta a la competitividad exterior. A pesar de que rebaja su previsión de crecimiento para este año, el Gobierno entiende que España sigue manteniendo una dinámica positiva, integrada por un crecimiento ligeramente a la baja del consumo privado (pasa del 2,2 al 1,9%) y una evolución peor de la prevista en la inversión en bienes de equipo, relacionada con la atonía de los mercados internacionales y la falta de perspectivas de una demanda externa que justifique nuevas inversiones.