Caseros y promotores

Los propietarios son los que se van a beneficiar de las ayudas fiscales al alquiler de viviendas que contempla el proyecto de Ley del IRPF, que ahora se debate en las Cortes. En él está prevista la exención fiscal de hasta el 50% de los ingresos del casero, tanto si alquila un modesto apartamento como una lujosa mansión, pero esa no es la solución para crear parques de viviendas con un alquiler asequible para la mayoría, que es lo que necesita la sociedad española. Con la actual burbuja inmobiliaria el número de viviendas vacías ha superado los dos millones, pero la mayoría han sido compradas como inversión y no para alquiler, por lo que sería más acertado que los estímulos fiscales se orientaran a impulsar la construcción de parques de viviendas con un precio de alquiler que, por poner una referencia, nunca podría superar los 500 euros mensuales. Eso sí sería una solución para colectivos como los inmigrantes, que mayoritariamente nunca van a poder pagar los 1.200 euros el metro cuadrado que hoy tienen las viviendas nuevas. Los promotores inmobiliarios si pueden atender esa demanda si el beneficio que obtengan con los nuevos parques de viviendas se les gravaran con un simbólico 1 por ciento en el Impuesto de Sociedades, que es el que ya pagan los fondos de inversión mobiliaria. Así se daría un paso adelante en solucionar problemas como el del albergue de los inmigrantes, combatiendo la creación de güetos y el chabolismo, o la demora con la que actualmente se independizan los jóvenes del hogar familiar, que ya ha subido a los 29 años. En España hay cerca de 20 millones de viviendas para 41 millones de personas, pero las principales son 14 millones y el régimen de tenencia favorito es la propiedad. Más del 80% de las familias viven en una vivienda propia y sólo el 9,3% de las viviendas están en régimen de alquiler, un porcentaje muy reducido a escala europea (en Alemania están por el 60% y en Holanda por el 50%) y que, además, decrece año tras año. El nomadismo, frente al sedentarismo estimula la creación de empleo y, por eso, en muchos países se favorece la movilidad geográfica de la población alentando la construcción de viviendas para arrendar y eliminando así uno de los mayores obstáculos al cambio de residencia. Además de tener pocas viviendas para alquilar, la mayoría de las que hay están localizadas en las áreas metropolitanas y mal conservadas.