Entre Varoufakis y la «hipocresía»
Si hubo un político que encarnó la posibilidad de aplicar una quita a la mastodóntica deuda pública de un país ese fue Yanis Varoufakis. El que fuera ministro griego de Finanzas en 2015 apenas estuvo seis meses en el cargo dentro del Gobierno de Alexis Tsipras. Partidario de una condonación de la deuda helena, para que el país pudiera respirar y salir adelante, dimitió de su cargo el día después de conseguir que los griegos dijeran «no» a las imposiciones de la troika sobre el presupuesto del país y las medidas a adoptar. Desde entonces ha caminado por libre insistiendo en que aquella era la mejor opción para una economía cuya deuda representaba un 180% de su PIB y con una prima de riesgo que llegó a poner en jaque a toda la zona euro al superar ampliamente los 3.000 puntos básicos. Hoy se encuentra en los 120 puntos.
«Nunca hemos visto una condonación total de la deuda», afirma Aurelio García del Barrio, director del MBA con especialización en Finanzas del IEB. «Lo que sí ha ocurrido históricamente son reestructuraciones», matiza. Así le ocurrió a Grecia. Aunque el profesor indica que todo el proceso le ha costado ocho duros años, programas de rescate con tres Gobiernos distintos, suspensiones de pagos, el famoso referéndum de julio de 2015 y una caída del 25% de su PIB. Para García del Barrio, los ajustes que se piden a los países para controlar sus deudas «no son fáciles» para la población La propuesta plasmada por los economistas en el artículo de opinión ha visto cómo se han cerrado ahora todas las puertas posibles. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, considera «inconcebible» la condonación de la deuda de los países de la UE vinculada a la covid-19 y ha pedido a los defensores de esta idea que dediquen sus esfuerzos a aprovechar bien los fondos europeos.
El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, ha asegurado que un proceso de condonación de deuda pública de los Estados en manos del BCE sería «bastante dañino» desde todos los puntos de vista. El también exministro explicó que la condonación «no sería racional». «Afectaría a la independencia, reputación y prestigio de los bancos centrales», afirmó. La sucesión de declaraciones no ha estado exenta de polémica. El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, afirmaba en las redes que la posición de De Guindos le suscitaba «la palabra hipocresía»