ERE en vez del dorado retiro bancario
Los nuevos ajustes en las entidades bancarias del país, que afectarán a 18.000 trabajadores, no limitan tanto la edad del despido y, aunque acordados, rebajan las condiciones de las salidas
Trabajar en un banco en España ha sido siempre sinónimo de estabilidad. Y, llegado el caso, también era una garantía de acogerse a una salida digna cuando comenzaron a llegar los primeros grandes ajustes del sector, hace ya más de doce años. Sobre todo si ese retiro se comparaba con los despidos que sufría buena parte de los empleados de cualquier otra empresa o sector, con condiciones habitualmente más exiguas. Sin embargo, la sucesión de anuncios de los últimos Ere (Expedientes de Regulación de Empleo) de esta semana ha encendido las alertas entre las plantillas de la banca y, sobre todo, sus sindicatos, los responsables de la negociación.
Seguirán siendo Ere pactados, voluntarios, «sin llegar a ser traumáticos», como apuntan los ejecutivos de las entidades. Pero cada vez afectan a más colectivos, y no sólo a quienes están a punto de jubilarse. Y con condiciones económicas que, aunque cuantiosas, tampoco son tan elevadas como las de antes.
Ese es el temor que recorre las centrales sindicales consultadas por este diario tras el efecto dominó de los Ere de CaixaBank (donde prevén dar salida a 8.300 trabajadores, un 19% de su plantilla) o BBVA, con un plan de ajuste de 3.800 trabajadores, un 13% de sus empleados en España, además de los ya materializados como Santander, Sabadell o Ibercaja. En Unicaja y Liberbank están a la espera de la fusión.
Las primeras condiciones puestas sobre la mesa en el ajuste de CaixaBank así lo indican, aunque queda negociación por delante, al igual que en BBVA. El banco, en el que ya se integra Bankia, no limita el Ere a quienes se encuentren a pocos años de poder jubilarse, incluso anticipadamente.
Mantiene la «voluntariedad». Con un pero: si no se alcanza el objetivo de salidas previstas, la entidad aplicará sus propios criterios de mérito «a través de la valoración del desempeño profesional de los últimos años».
Y ha establecido cuatro grupos de afectados de todas las edades: mayores de 63 años (20 días por año trabajado), entre 58 y 63 (50% del salario pensionable y un convenio), entre 55 y 58 (50% del salario regulador con un máximo de dos anualidades) y a los menores de 55 años, una indemnización de 25 días por año. En el anterior Ere de CaixaBank (2019) se cobraba un 57% del sueldo regulado hasta los 63 años y a los menores de 52 años se les pagó un finiquito correspondiente a 45 días por cada año.
Hasta no hace demasiado tiempo, los ajustes que los bancos pactaban con los sindicatos llegaban a asegurar indemnizaciones correspondientes desde el 60% hasta el 85% de los salarios, dependiendo de cada entidad. Con el paso de los años, esos porcentajes se han ido reduciendo y ya se encuentran entre el 50% y el 60%.
El impacto no es sólo cuantitativamente inferior en cuanto al dinero percibido, sino que para los trabajadores más próximos a su jubilación tiene un efecto contrario a sus intereses: si no se mantienen las bases de cotización en los últimos años antes de alcanzar los 63 o más años, el importe final de la prestación por jubilación será inferior al que inicialmente esperaban recibir, según sus cálculos, si se mantenían trabajando en el banco.