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España tiene gas para hacer frente a la crisis sin tirar de sus reservas

Argelia se ha comprometido a compensar el cierre del gasoducto a través del Medgaz y con metaneros

La planta de gas de In Amenas, en Argel. STATOIL

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León

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La isla energética en la que España vive geográficamente ha puesto de relieve la vulnerabilidad de toda la economía en plena salida de la crisis al ser uno de los países más dependientes de los costes energéticos sobre los que no tiene capacidad de control.

Un 73% de los recursos petrolíferos, gasistas e incluso eléctricos que consume el país proceden del exterior, según el INE. Aunque se ha ido reduciendo en los últimos años, aún no es suficiente para evitar envites como el que ya afecta a la recuperación: la crisis de precios del gas y sus efectos en toda la economía.

La dependencia media de la UE se encuentra ligeramente por encima del 50%, con casos tan paradigmáticos como el de Francia, con un parque nuclear de casi 60 reactores. En España, la situación ha ido mejorando con el paso de los años, porque en 2008 su dependencia superaba ampliamente el 80%.

El problema no ha dejado indiferente a ningún sector empresarial. Los fantasmas reaparecen estos días: el de la crisis del petróleo de los años 70, la guerra de Irak de 1991 o los máximos que marcó el crudo en plena recesión hace una década. Capítulos que han llevado a los combustibles fósiles, de los que ni la Península ni los archipiélagos tienen, a tensionar la economía. Tanto es así que el crecimiento del PIB se ha ralentizado al 2% en el tercer trimestre —el del verano, el de mayor impulso a la actividad turística— y hace tambalear las expectativas a la baja en el cierre del año.

40 DÍAS DE CONSUMO

Con cuatro semanas de diferencia, los dos viajes exprés a Argelia del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y la titular de Transición Ecológica, Teresa Ribera, han puesto de relieve el protagonismo de un vecino que resulta estratégico. Porque no había riesgo de falta de suministro de gas. De hecho, España empieza noviembre con gas natural almacenado para el equivalente a 40 días de consumo, según datos de Enagás, que destaca que se encuentra en una situación mejor que otros países del entorno.

Pero con la tensión entre argelinos y marroquíes, España se ha jugado no disponer de las reservas necesarias para este invierno. De Argel depende un 43% del gas que se consume en toda España: un 22% a través del gasoducto directo con Almería y otro 21% vía indirecta por el Estrecho de Gibraltar a Cádiz.

El cierre del grifo desde ya mismo a través de Marruecos restará unos 80.000 GWh de energía al año. Argelia se ha comprometido a compensar esa sangría con más inyecciones a través del Medgaz (la vía directa) —cuya ampliación se está ejecutando y se prevé para finales de año— y, sobre todo, cargando más metaneros.

EL TAPÓN DE CHINA

El problema es que todas las grandes potencias —con China a la cabeza— están reteniendo buques para garantizar su abastecimiento. Y aunque el suministro no parece peligrar, los precios sí. Por eso España tiene puesta su vista en otros países con amplias reservas, como Nigeria, de donde llega un 12% del consumo.

El petróleo es el otro hándicap para la economía. Su volatilidad golpea tanto para bien como para mal. La subida del barril de Brent hasta por encima de los 80 dólares —por primera vez en tres años— implica una nueva amenaza para la recuperación. De hecho, podría restar un punto al crecimiento del PIB en 2021.

La energía verde, alternativa

Frente a esa dependencia, España consiguió ahorrar el año pasado más de 8.700 millones de euros en importaciones fósiles gracias al despliegue de las plantas renovables. Ahí reside la esperanza de un país energéticamente condicionado por gas y crudo. Cuantas más centrales eólicas o fotovoltaicas se instalen, menos se dependerá del exterior. El objetivo del Plan de Energía y Clima es que en 2030 un 32% del consumo energético sea verde.

Otra posibilidad pasa por incrementar las conexiones con Europa. De hecho, el grado de intercambios eléctricos de España —apenas un 5%— es de los menores de toda la UE.

Algunas voces apuntan a una prolongación de la vida útil de las nucleares, como energía de respaldo que garantice el suministro cuando no sople viento o no haya sol o lluvias. Pero las eléctricas propietarias de los siete reactores han pactado un calendario de cierres hasta 2035.