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Energía

Nucleares: un calendario cerrado, pero con el debate aún abierto al futuro

Los siete reactores en activo se clausurarán a partir del año 2027

Imagen de la central de Ascó, en Cataluña. JAUME SELLART

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León

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En plena crisis por el alza de los precios de la luz y con el coste del gas del que toda Europa depende del exterior por el norte y por el sur, Francia ha sorprendido a sus socios comunitarios y al propio sector eléctrico al anunciar su intención de retomar su programa nuclear civil. Lo hará para preservar su independencia energética, en un contexto de gran incertidumbre geopolítica —el conflicto en Bielorrusia o el del Magreb son dos ejemplos— y para combatir el cambio climático. Las nucleares no emiten CO2 y esa es la baza del sector para su mantenimiento. La situación por la que atraviesa la industria nuclear en España dista mucho de la que se desarrolla al otro lado de los Pirineos, donde hay casi 60 reactores en activo, frente a los siete de la península ibérica (dos en Almaraz, otros dos en Ascó, Vandellós, Cofrentes y Trillo).

El futuro de estas cinco plantas está decidido. Al menos teóricamente: las primeras comenzarán a clausurar su actividad en seis años y así lo harán progresivamente el resto hasta que en 2035 no haya nucleares. Pero con los precios tan volátiles de la energía (ayer mismo seguían por encima de los 200 euros/MWh) y las alertas sobre la dependencia exterior (como ocurre con el gas), los defensores de las nucleares han insistido en la necesidad de tener en cuenta esta tecnología para garantizar el suministro ante una implantación cada vez más clara de renovables, condicionadas al viento, el sol y la lluvia.

Para el presidente de la Sociedad Nuclear Española (SNE), Héctor Dominguis, «si no se cumplen las expectativas de crecimiento en renovables del Plan Nacional de Energía y Clima, es posible revertir la decisión de cierre». Consideran que, en ese contexto, «las nucleares son necesarias para hacer frente al cambio climático», al no emitir gases contaminantes. Sin embargo, las propias propietarias (Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP) no han dado muestras de que estén dispuestas a realizar inversiones millonarias para construir nuevas plantas. «No lo hacen por una falta de confianza en el Gobierno», indica Dominguis. «Esta industria necesita una planificación a décadas y aquí la política tiene una visión máxima de cuatro años en el mejor de los casos», destaca. El profesor José Luis de la Fuente O’Connor, de la Universidad Politécnica de Madrid, aclara: «Yo lo que haría con las nucleares sería aguantar porque ya están amortizadas y porque es una energía fiable, no emite gases y tiene un coste moderado».

Almacenamiento

Las centrales nucleares aportaron hasta noviembre casi un 23% del mix energético. Esto es, del consumo de luz que demanda todo el sistema. Y casi siempre se encuentran en ese nivel frente a las renovables, con más volatilidad al depender de la meteorología. Por eso, aunque el calendario está cerrado, «el debate a futuro seguirá abierto», afirma Oriol Saltó i Bauzà, director de Análisis de Aleasoft. «Al ritmo que crecen las renovables y la demanda futura no tendría mucho sentido plantearse nuevas centrales, porque estarían listas en 2035 o 2040, cuando las renovables ya estarían más implantadas y con más almacenamiento», destaca.

Pero admite que el calendario de cierre pactado de las que siguen en pie se verá condicionado «por el precio que tenga el gas y por ver en ese momento cuántas renovables tenemos». También Pedro Fresco, director general de Transició Ecològica en la Generalitat valenciana, recuerda que el debate actual no es nuevas nucleares, sino si ese calendario de clausura será factible. «Se habla de poner en marcha unos reactores a 15 o 20 años vista, con unas inversiones que en algunos casos se han multiplicado por tres o cuatro veces y un coste de generación que, en el mejor de los casos, ronda los 100 euros/MWh», indica.

Por eso, considera que «hay otras alternativas» para descarbonizar más allá de construir una nuclear a dos décadas vista.

Este experto energético aboga por desarrollar el almacenamiento a futuro así como por otras opciones, como la hidroeléctrica de bombeo, para conseguir un buen respaldo de suministro sin necesidad de acudir a más centrales nucleares.