Diario de León

Las nucleares mantienen estable su aportación eléctrica en torno al 22%

Después de diez años al frente de la producción de todo el sistema, las eólicas lideran el mercado condicionado por los elevados precios

Imagen de una central nuclear. FOKKE STRAGMAN

Imagen de una central nuclear. FOKKE STRAGMAN

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El debate medioambiental, social y político de las centrales nucleares se completa con una derivada estrictamente económica y estrechamente vinculada al interruptor: de cada cuatro veces que se enciende la luz en casa, una se hace por la aportación de las centrales nucleares. La inyección de luz que procede de alguna de los siete reactores en activo (cinco centrales en toda España) mantiene su aportación al denominado ‘mix’ eléctrico (el conjunto de tecnologías de donde procede la luz consumida por hogares y empresas) en la senda estable del 22% sobre el total. En 2021 así volvió a ser. En concreto, el parque nuclear español aportó algo más de 54.000 GWh a lo largo de todo el año, según los datos actualizados a 31 de diciembre por parte de Red Eléctrica (REE), cuando aún resuena el proyecto de la Comisión Europea de incluir esta energía, junto a los ciclos de gas, entre las ‘verdes’.

Esta cifra supone una reducción del 3% con respecto al ejercicio anterior, motivado fundamentalmente por aspectos técnicos, como las paradas programadas por las centrales a lo largo del ejercicio.

Esa pequeña caída en la producción nuclear con respecto al año anterior ha provocado que estas centrales ya no hayan sido las primeras en aportación al sistema eléctrico. De hecho, fueron sustituidas por las plantas eólicas, al representar un 24% de toda la demanda de luz consumida en España el año pasado.

El auge de la eólica, que siempre ha sido la primera fuente de energía renovable en España, ha venido motivado por las condiciones meteorológicas que han activado sus instalaciones con el viento, así como por las nuevas plantas incorporadas al sistema. En cualquier caso, las nucleares habían mantenido durante la última década el liderazgo de producción eléctrica en España por delante del resto de tecnologías. Y, sobre todo, con la estabilidad habitual de este tipo de instalaciones: su producción se encuentra programada, así como sus paradas técnicas, y no depende de variables como las condiciones de viento, sol o lluvia, de las que dependen otras fuentes de energía históricas o nuevas.

Desde que en 2012 fuera clausurada la actividad de la central nuclear de Garoña (Burgos), la producción del resto de reactores se ha mantenido como la primera en aportación al ‘mix’ todos los años. En este tiempo, las nucleares han visto cómo el carbón prácticamente ha desaparecido, mientras que las renovables han ido ocupando ese hueco, junto a los ciclos combinados de gas, para cubrir toda la demanda.

Primer cierre en cinco años

La vida de las centrales nucleares españolas ha pasado por varias etapas hasta que finalmente en 2019 sus compañías propietarias (Endesa, Iberdrola, Naturgy y EDP) rubricaran un acuerdo con el Gobierno para fijar el calendario de cierres de las plantas a medio plazo. En concreto, en 2027 comenzarían a cesar su actividad el reactor de Almaraz I (Cáceres); un año después, en 2028, lo hará el segundo reactor de esa central extremeña. En 2029 cerraría el reactor Ascó I (Tarragona); y un año después, el número dos de esa planta catalana. Ya en el año 2033 cesaría su actividad la central de Cofrentes (Valencia), en 2034 Vandellós II (Tarragona) y la última central en cerrar sería la de Trillo (Guadalajara), en el año 2035. A partir de ese momento, ya no habría nucleares en España.

Necesidades eléctricas

Aunque el calendario está cerrado, será la propia evolución de las necesidades eléctricas del país la que determine si finalmente se modifica esa previsión de clausuras o se mantiene tal y como se encuentra acordada hasta ahora. Las eléctricas propietarias mantienen diferentes años de amortización de las inversiones realizadas en su momento, por lo que no se puede descartar una ampliación de los plazos.

Esas compañías se han quejado en los últimos años de lo que consideran como elevadas tasas que tienen que soportar por explotar ese negocio, sobre todo después de que en 2013 el Gobierno de entonces impusiera nuevas figuraras para compensar el déficit eléctrico.

Las nucleares necesitan un precio del ‘pool’ diario de entre 45 y 60 euros/MWh para mantener su rentabilidad, según sus propietarios.

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