Diario de León

El gasto energético obliga a las familias españolas a cambiar sus hábitos de consumo

El Banco de España alerta de la caída del ahorro en los hogares de rentas bajas

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Las medidas de apoyo del Gobierno no han impedido que la subida de los precios de la energía en el último año hayan pasado una seria factura no solo al bolsillo de los españoles, sino también a sus hábitos de consumo. Destinar mayor parte del presupuesto familiar a la factura de la luz ha supuesto tener que recortar de otras partidas, tal y como constata el Banco de España en un informe publicado ayer, en el que este supervisor financiero advierte que dicha situación ha sido especialmente notable en los hogares de menores rentas «dado que la factura energética absorbe una mayor proporción de sus ingresos». Es cierto. Se puede decir que la energía es un bien de primera necesidad. Por eso, tal y como explica la institución, «ante el incremento de su coste, los hogares tenderán a hacer ajustes poco significativos en su demanda y a reducir su gasto en otros bienes o su nivel de ahorro». Es algo que ya está ocurriendo. El Banco de España insiste en el fuerte vínculo que existe entre las perspectivas de gasto de las familias y las de inflación. Y ante unos precios desbocados al 10,8% en julio, la conclusión es clara: habrá menos consumo y habrá que tirar de ahorro —quien tenga margen para hacerlo— para hacer frente a los gastos básicos. El organismo insiste en que las perspectivas de los hogares sobre la evolución de sus rentas se han visto empañadas con un «cierto deterioro» desde el estallido de la guerra en Ucrania. Y también han empeorado las de la evolución de la inflación, algo que, junto a la subida de los tipos de interés en el caso de los hogares más endeudados, «condiciona las expectativas acerca de su situación financiera».

Partidas afectadas

El difícil entorno actual parece estar afectando sobre todo a determinadas partidas de gasto. Es el caso de los bienes duraderos que, tal y como señalan los expertos, «habitualmente se ven más afectados ante episodios de repunte en la incertidumbre, de deterioro en la posición patrimonial de las familias o de reducciones de su poder adquisitivo». Esta situación ya estaría obligando a algunos hogares a posponer sus decisiones de compra sobre productos como los equipamientos del hogar o los automóviles.

Solo hay que echar un vistazo a las estadísticas de matriculaciones para comprobarlo: en julio, un mes tradicionalmente positivo para el sector, cayeron un 12,5%, con el canal de particulares acaparando la mayor parte del retroceso. Por el contrario, las perspectivas relativas al gasto durante las vacaciones sí se han recuperado en los últimos meses, al calor de la eliminación de las restricciones de la pandemia.

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