Rusia ingresa más que antes de la invasión por sus combustibles
Occidente sancionó a Rusia con el objetivo de ahogar su economía e impedir que financie la invasión de Ucrania. Al fin y al cabo, de los impuestos que gravan los combustibles fósiles que exporta depende más del 40% del presupuesto público del país. No obstante, la guerra y las propias sanciones han agravado una crisis energética sin precedentes que se ha traducido en un exorbitante incremento de los precios, sobre todo del gas natural. Así, aunque Rusia reduzca el volumen de sus exportaciones, extendiendo la preocupación a un desabastecimiento en Europa que retroalimenta el encarecimiento, su valor incluso aumenta. Es la conclusión a la que ha llegado el Centro de Investigaciones para la Energía y el Aire Limpio (Crea) en un informe publicado ayer
Esta institución finladesa calcula en 158.000 millones de dólares la facturación de Rusia por la venta al exterior de sus combustibles —gas natural, petróleo y carbón— durante los primeros seis meses de invasión. Curiosamente, la Unión Europea ha sido su principal comprador y ha pagado un 54% de esa cantidad. España, con importaciones por valor de 3.300 millones, es el octavo cliente en importancia dentro de la UE y el que más gas licuado ha comprado en los pasados julio y agosto.
De esta manera, Crea estima que Rusia ingresa por sus combustibles fósiles unos 900 millones de dólares al día desde que comenzó la invasión, más que en los meses de enero y febrero de este año.
Si bien es cierto que las exportaciones de petróleo a Europa han caído un 35% y que el gas que circula por ducto ha reducido su peso en las cuentas —en gran medida por la rebaja del volumen que la propia Rusia ha provocado con sus cortes de suministro y bajada en la capacidad del Norstream I—, el aumento de las compras en otros países, con China —que ha superado a Alemania como principal importador— e India a la cabeza, mitiga las pérdidas y permite a Vladímir Putin continuar con su ofensiva bélica.
Es más, aunque se llegaron a pagar 135 rublos por cada dólar a mediados de marzo, la divisa rusa se ha ido revalorizando paulatinamente y se ha estabilizado en torno a los 60 rublos por cada billete verde, una fuerza muy superior a la de antes del inicio de la invasión, cuando acariciaba los 80 rublos. En gran parte, eso se debe a la exigencia del Kremlin de que sus productos energéticos se paguen en su moneda.
Crea también señala que, el impacto de las sanciones va en aumento y podría resultar más que relevante hacia finales de año. Porque «Rusia no ha encontrado importadores que compensen la creciente caída en la demanda de la UE», y porque las sanciones al petróleo van en aumento de forma progresiva. y «podrían elevar al 90% la reducción en las importaciones europeas a final de año». En esta situación, la introducción de un tope al precio del gas podría ser la puntilla.