Bruselas plantea ampliar la excepción ibérica para ahorrar 13.000 millones
España apoya a los países que piden este sistema frente a los que dudan por tener mayor presencia de gas y carbón en su economía
La Comisión Europea plantea que el modelo de la excepción ibérica que permite a España y Portugal poner un techo al precio del gas utilizado para generar electricidad se extienda al resto de la Unión Europea con un tope de entre 100 y 120 euros el Mwh, un límite más suave que la media de unos 48,8 euros del marco hispanoluso; un paso con el que estima un beneficio neto de 13.000 millones de euros para el bloque. «Sumar este mecanismo por encima del tope inframarginal produciría así un beneficio neto de aproximadamente 13.000 millones de euros sobre los 70.000 millones del tope inframarginal», apunta el documento de trabajo que el Ejecutivo comunitario ha circulado entre las capitales en el marco de las negociaciones para intervenir el mercado energético.
En este punto, añade Bruselas, los beneficios netos resultantes tendrá un «efecto beneficioso sobre la inflación», si bien advierte de que uno de los riesgos asociados a la medida es el previsible aumento del consumo del gas, en contra del objetivo de buscar fuentes alternativas tras la ruptura con Rusia por su invasión de Ucrania.
En este contexto, los servicios comunitarios apuestan por fijar un precio máximo «lo suficientemente algo para que la energía a gas no se vuelva más atractiva» que el producir electricidad a partir de otras tecnologías que fijan en entre 100 y 120 euros el megavatio por hora, casi el doble del límite medio de unos 48,8 euros que Bruselas permitió a Lisboa y Madrid.
Con ello se busca el «equilibrio» entre la efectividad de la medida y evitar que el gas gane terreno a las tecnologías alternativas, explica el documento, que también recalca que en la situación actual, con un precio del gas de unos 60 euros el MWh, esta medida no tendría impacto.
Entre los riesgos, los servicios comunitarios apuntan que el consumo podría dispararse en gran medida por el aumento de los flujos de electricidad subvencionada a vecinos extracomunitarios, como Reino Unido o Suiza, lo que sumado al incremento dentro de la UE podría derivar en un «volumen de consumo adicional de gas de entre 5.000 y 9.000» millones de metros cúbicos (bcm).
A la hora de calcular el coste para cada país y sus consumidores, el Ejecutivo que preside Ursula von der Leyen apunta que dependerá de la cantidad de centrales eléctricas de gas presentes en cada uno de los Estados miembro, ya que será más elevado en aquellos que dependan en gran medida del gas para producir su electricidad. «Este sería el caso, por ejemplo, de Alemania, Países Bajos e Italia», concluye el documento comunitario, adelantando así los socios con mayores reservas a la medida y confirmando que Francia será «el mayor beneficiario».
A su llegada a la reunión de ministros de Energía de la UE en Luxemburgo, la vicepresidenta tercera y responsable de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha dicho que España apoyará a los países que defienden la extensión del mecanismo ibérico porque entiende que se sientan «desprotegidos» frente al alza de los precios.
«Habrá Estados miembro que pidan una rápida actuación por parte de la Comisión y nosotros consideramos que es nuestra obligación respaldar a esos Estados miembro que, en estos momentos, están desprotegidos», ha razonado Ribera, quien ha puntualizado que «hoy por hoy» el mecanismo no está activado porque el precio del gas está por debajo del techo fijado.
Con todo, el mecanismo ibérico actúa como «reaseguro» dado que, si el precio del gas «volviera a crecer», los consumidores españoles y portugueses estarían «protegidos» con la reactivación del mecanismo, ha dicho Ribera, que entiende «perfectamente» que los socios con un sistema de producción de electricidad con poco gas y carbón aspiren a europeizar el sistema.
El análisis del Ejecutivo comunitario de Ursula von der Leyen será la base de la discusión que mantendrán a puerta cerrada los ministros durante el almuerzo para acercar posiciones, pero aún no se esperan decisiones sobre este punto de la revisión energética dado que Bruselas no ha presentado una propuesta legislativa sino que la reflexión está en un estadio anterior.
En este contexto, el apoyo de países como España y Francia a la europeización del mecanismo choca con las reservas de Alemania y Países Bajos, fundamentalmente, porque usan más gas en la generación de electricidad. «Países en donde el carbón y el gas siguen siendo la fuente mayoritaria de producción de electricidad ven con preocupación que algunos tengamos precios más baratos y ellos se mantengan en horquillas altas de precio por tener una mayor presencia de gas y carbón. Esta división hace que sean más cautos», ha opinado Ribera.