Diario de León

Reino Unido entra en recesión y sube impuestos a ricos y eléctricas

El Gobierno de Sunak prevé que su PIB caiga un 1,4% en 2023 y apela al «valor británico de la compasión»

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El ministro británico de Economía, Jeremy Hunt, se propone un ahorro de algo más de 60.000 millones de euros con un plan escalonado en cinco años de aumento de impuestos y congelaciones de gastos, basado en tres principios: «Estabilidad, crecimiento y servicios públicos». Ayer afirmó que recaudará de los más ricos y protegerá a los más pobres amparándose en el «valor británico de la compasión».

El aumento de impuestos es equivalente a un 1% del PIB. Queda repartido entre empresas y contribuyentes individuales mediante congelaciones de deducciones automáticas e ingresos libres de impuestos, o variaciones del umbral de renta a partir del cual se ha de pagar un porcentaje. El mantenimiento de los presupuestos de servicios públicos a pesar de la inflación, prevista en el 7% en 2023, posiblemente aumentará la proliferación de huelgas.

Hunt aumenta el salario ‘vital’ a 12 euros la hora, actualiza las pensiones y subsidios del Estado a la inflación de septiembre, 10,1%, y se compromete a aumentos sustanciales en los presupuestos de la sanidad pública, asistencia social y de educación, que el ministro señaló como las prioridades del jefe de Gobierno, Rishi Sunak. El objetivo es reducir los intereses que paga el Reino Unido por su deuda. Hunt establece el principio de que el endeudamiento anual no debe pasar del 3% del PIB y la deuda nacional debe descender en cinco años.

La reacción al plan del Gobierno ha sido templada, después de que Sunak reconociese en la reciente reunión del G20 que «la reputación del Reino Unido ha sufrido un golpe» este año. El Gobierno tenía que hacer frente a los retos de un déficit fiscal que ha aumentado drásticamente este año y a una inflación que ya supera el 11%. El tipo de interés de referencia del banco central está en el 3% y el contexto es de contracción de la economía en un -0.2% en el tercer trimestre y un alto nivel de ocupación de la población activa, con un 3.6% de desempleo.

Elecciones Voces de la City financiera advertían esta semana en el periódico ‘Financial Times’ que el aumento de los intereses en los bonos del Estado en octubre no se debía interpretar como una exigencia de rápida corrección fiscal, y apuntaban que una austeridad dura en un momento de fragilidad económica no sería sabia. Las peticiones de estabilidad han sido sin embargo unánimes.

El Gobierno de David Cameron convocó un referéndum sobre la Unión Europea cuando su ministro, George Osborne, había desencadenado una larga austeridad tras el colapso parcial del sistema financiero. Su sucesora, Theresa May, provocó una crisis de la libra anunciando en una conferencia de su partido, sin consultar siquiera a su Gabinete, que su Brexit consistía en abandonar el mercado común y la unión aduanera.

El manirroto Boris Johnson resistió sin éxito el empeño de su ministro, Rishi Sunak, en aumentar la presión fiscal del Estado hasta al nivel que estaba en la posguerra. Quería comenzar a reducir la deuda contraída durante la pandemia. En el breve interregno de Liz Truss, ella y su ministro, Kwasi Kwarteng, eliminaron impuestos de Sunak y provocaron un aumento del coste de la deuda del Estado.

El nuevo ministro de Economía, Jeremy Hunt, tranquilizó entonces a los mercados de capitales anulado las medidas de Kwarteng y, junto a Sunak, tiene que ofrecer al menos un fin a la turbulencia política que ha generado el Partido Conservador en los últimos seis o siete años. Tienen que hacerlo en los próximos veinticuatro meses, antes de presentar su balance al electorado. Este presupuesto ofrece un horizonte más optimista para los conservadores.

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