Las dudas se ceban con Deutsche Bank, que arrastra a todas las bolsas
Los mercados sufren caídas de hasta el 5% a la espera de una decisión sobre la firma alemana
Los mercados bursátiles cerraron ayer con la duda de si el próximo lunes amanecerán otra vez con un nuevo rescate, una ayuda pública o una resolución perpetrada en pleno fin de semana para evitar más volatilidad. Este esquema, tan habitual en la anterior gran recesión cuando las autoridades tenían que tomar una decisión drástica sobre algún banco, comienza a ser habitual en 2023 por tercer fin de semana consecutivo. Y esta vez no se trata de una entidad menor, como el Silicon de EE UU, ni ajena a la zona euro, como el suizo Credit Suisse. Hablamos del Deutsche Bank, la primera entidad alemana y uno de los bancos sistémicos de la eurozona.
Las acciones del grupo financiero se convirtieron ayer en el centro de la diana de todas las posiciones especulativas del mercado bursátil. Las ventas se aceleraron sobre el Deustche después de que el grupo tomara una decisión que revolvió a todos los inversores al anunciar la amortización anticipada de 1.500 millones de dólares (unos 1.400 millones de euros) en deuda subordinada que vencía en 2028.
Este giro, propiciado para recomponer un balance que se ve agrietado por los cambios de depósitos de clientes y las estrecheces derivadas del mercado de deuda adquirida cuando los tipos estaban en mínimos llevó a las acciones de la entidad a caer un 9%, aunque en algunos momentos de la sesión llegó a dejarse un 15%.
La inestabilidad ha llevado al canciller de Alemania, Olaf Scholz, a indicar desde Bruselas que es una entidad «rentable» por lo que «no hay razón» para estar preocupados. Para Darío García, analista de XTB, «no estamos en un momento de rescate» con Deutsche Bank a corto plazo. «El sentimiento de inversión está dando un perjuicio de forma añadida al banco, pero no fundamentada», insiste este analista. «Deutsche Bank no ha presentado pérdidas ni ha dado muestra de que se encuentre en una situación parecida por la que atravesaba Credit Suisse», indica. De hecho, la entidad registró un beneficio de 5.000 millones de euros en 2022, el mejor resultado en los últimos 15 años. Ante esta situación, el director de estrategia y socio fundador de la firma Nextep Finance, Víctor Alvargonzález, considera que el BCE debería «poner pie en pared» y bajar «inmediatamente» los tipos de interés, porque una crisis bancaria «es desinflacionista».
El problema es que la primera entidad financiera de la todopoderosa Alemania lleva años, y no meses, en el disparadero por una secuencia de problemas que han ido agravando su propia crisis. Desde la anterior gran recesión, el banco ha sufrido multas por la manipulación de índices hipotecarios como el líbor (así ocurrió en 2015); también ha acatado sanciones por colaborar en operaciones de blanqueo de capitales, por su participación en el escándalo del fondo malayo 1MDB, por sus relaciones comerciales con el controvertido Jeffrey Epstein y hasta por supuestos sobornos en el mercado de divisas.
El efecto arrastre se ha dejado notar en las acciones de todas las entidades financieras españolas, así como las europeas