Los supermercados prevén que la cesta de la compra seguirá con precios altos
La inflación redujo la demanda de los españoles un dos por ciento
El precio de los alimentos seguirá siendo muy elevado todo el año. Así lo advierten desde la patronal de los fabricantes y distribuidores (Aecoc), quienes aseguran que el 60% de las empresas de este sector vaticinan que la tendencia inflacionista continuará durante todo 2023, aunque podrían ser incrementos menores de los precios al hacer la comparación con la primera parte del año pasado cuando la inflación de los alimentos aún no era tan alta. «Hasta abril del año pasado los precios de los alimentos estaban muy por debajo de la inflación general. A partir de abril y mayo, al comparar con una inflación más alta, se puede producir una bajada de la inflación como efecto estadístico», indicó el director de Aecoc, Josep María Bonmatí, en un encuentro con los medios antes de que comenzara el 28º Congreso de Estrategia Comercial y Marketing.
El informe sobre la evaluación del gran consumo elaborados por Aecoc y Nielsen IQ indica que por primera vez en la historia la gran distribución ha superado los 100.000 millones de euros de valor, al crecer un 9% el año pasado. Es más, los últimos datos indican que en el mes de abril el gran consumo aumentó un 11,3% respecto al mismo mes del año anterior. Es un crecimiento extraordinario —es un mercado bastante inelástico que solía avanzar alrededor del 2% anual— debido a la inflación.
De hecho, pese a este crecimiento de la facturación, los supermercados aseguran que sus márgenes no lo han hecho en la misma proporción, ya que el crecimiento del precio promedio ha sido del 13%, lo que indica que la demanda se contrajo un 2% en 2022 debido a esta elevada inflación. «Los costes son más altos y ha habido que subir precios», aseguró Rosario Pedrosa, responsable de marketing de Aecoc. Pero los datos de Aecoc dejan espacio al optimismo: mientras que en enero, febrero y marzo el crecimiento de los precios ha aumentado un 14%, en abril bajó al 9,5%.
Este dato se refiere al precio que paga el consumidor en su cesta una vez que ha cambiado algunos de sus hábitos de compra, como adquirir más marca blanca o cambiar proteínas más caras como pescados y carnes, por otras más asequibles como los huevos, indican desde la asociación. «Los hogares tratan de contener el gasto y eso se traduce en más cambios de establecimientos en busca de mejores precios, cestas más pequeñas y una mayor frecuencia de compra, lo que está favoreciendo los formatos de tiendas de proximidad», explicó Patricia Daimiel, directora para el sur de Europa de NIQ. Así, destaca el incesante crecimiento de la marca blanca, que ya se sitúa en el 48% de la cuota total, cuando en el año 2000 solo suponía el 15% de las compras.
Un supermercado público «no aportaría nada» Por otro lado, la propuesta de Podemos de crear un supermercado público para que los alimentos bajaran de precio fue rechazada por el director de la patronal Aecoc, que argumentó que «no aportaría nada» en el mercado español en el que ya hay muchísima competencia.