Alertan del atraco a los jóvenes de la economía dirigida al votante mayor
«Los políticos no son mala gente, pero quieren ganar las elecciones»
Con una población mayor «que no está dispuesta a pagar más impuestos» para financiar el elevado gasto que conlleva el envejecimiento demográfico, el Estado se endeuda y carga esa cuenta sobre los más jóvenes, una fórmula que el economista José Ignacio Conde-Ruiz denomina «el atraco perfecto».
El catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid y subdirector de Fedea, ha escrito junto a su hija Carlotta Conde Gasca La juventud atracada (Península), donde sostiene que la caída de la tasa de fecundidad en España (1,19 hijos), la más baja entre los países desarrollados, combinada con la alta longevidad, ha provocado la pérdida del peso electoral de los jóvenes y que los mayores sean los que determinan la agenda política del país. «Los políticos no son mala gente, ellos básicamente quieren ganar las elecciones», reflexiona, para explicar el «cortoplacismo político» que incrementa el gasto para la vejez y disminuye la inversión en educación, vivienda, empleo o cambio climático que no solo beneficia más a los jóvenes, sino a la economía en su conjunto.
En su opinión, la prueba está en que «el gasto en pensiones y educación evoluciona en sentidos opuestos», ya que desde 2009 se ha reducido en 0,2 puntos del PIB la inversión en educación, mientras que el gasto en pensiones ha aumentado en 5 puntos.
FUTURO
Los jóvenes entre 12 y 35 años son irrelevantes para la política porque solo representan el 24 % de la población, incluso, si el 100 % de los menores de 30 fueran a votar solo serían el 15 % del electorado en 2023, argumenta el autor. Si la tendencia sigue así y en 2050 los mayores de 64 años aumentan del 25 % al 37 % de los votantes, mientras los jóvenes entre 18 y 34 años disminuyen al 21 %, España se verá abocada a una pérdida de la productividad y a la insostenibilidad del sistema de pensiones, según Conde-Ruiz.
En su libro es claro: «Captar la atención de los mayores en unas elecciones es mucho más sencillo. Solo hay que hablar de las pensiones, no subir los impuestos y sobre todo no tocar los que afecten al patrimonio».
El economista advierte de que el trabajador futuro tendrá que pagar en pensiones el doble de lo que aportan los trabajadores actuales, es decir, que si hoy tres trabajadores pagan la pensión de un jubilado, en unos años se necesitarán tres trabajadores para pagar la pensión de dos retirados.
Para Conde-Ruiz la reforma del Gobierno ha sido «poco solidaria con los jóvenes» al garantizar una revalorización de las pensiones que pospone el problema de la sostenibilidad y que considera que debería tener un carácter extraordinario.
«El envejecimiento reduce la rentabilidad del sistema de pensiones», pero los políticos «intentan posponer el problema», defiende el economista, que insta a «reescribir el pacto generacional» con una subida de la edad de jubilación y una «jubilación flexible» que garantice las pensiones.
«VOTAR CON LOS PIES»
Como los jóvenes han sido irrelevantes para los políticos debido a la disminución de su peso demográfico, ellos no tendrán otra alternativa que «votar con los pies», migrarán en busca de salarios dignos y mejor formación, dice el autor.
Explica que los salarios de los menores de 35 años son los que menos han aumentado, solo 500 euros más al año que en 2008, y que la única forma de aumentar la renta per cápita es con la mejora de la productividad, que se logra con inversión en educación.
«La juventud atracada» cuenta que tanto la generación de los milenial como la generación z han soportado más crisis económicas que sus antecesores y ahora deben afrontar los retos de la revolución digital o el cambio climático, solo que con mayores desventajas, porque ganan mucho menos, tienen altas tasas de paro y mayor precariedad laboral.