Comprar a plazo supera el 8% en intereses por la escalada de tipos
Los bancos aprovechan el tirón del consumo para elevar las cuotas en los créditos o tarjetas
Tirar de la tarjeta de crédito para sufragar el día a día es cada vez más caro, aunque se trate de pequeñas compras diarias. La financiación al consumo, la que va vinculada a préstamos de menor cuantía para hacer frente a pagos vinculados al hogar, al ocio o al transporte, puede convertirse en una bola de nieve si con el paso del tiempo los ciudadanos acumulan una deuda por la que ya están pagando un 8% en intereses.
Hacía más de una década que el coste de estos productos no superaba esta barrera. Y lo ha hecho ahora que los tipos de interés oficiales se han adentrado en una escalada imparable desde el nivel del 0% en el que se encontraban hace ahora un año hasta el 4% actual. Las sucesivas decisiones del Banco Central Europeo (BCE) de elevar los tipos de referencia ha impulsado el coste de las hipotecas, sí, pero también el de todos los pequeños créditos que usan las familias.
El incremento de intereses en estas alternativas de financiación se han disparado en mayor medida de lo que lo ha hecho el propio euríbor. El coste medio de financiar una compra se encuentra ya en el 8,1%, según el último dato disponible del Banco de España, referido al mes de abril. Un año antes, esa media de intereses se encontraba en el 6,7%. Y el mínimo de los últimos años llegó a caer al 5,7% a finales del año 2021.
En el último año y medio, los intereses se han disparado casi tres puntos porcentuales, lo que supone incrementar el coste de la financiación de cualquier producto. Por ejemplo, si un ciudadano pide un crédito de 6.000 euros a cinco años para adquirir un vehículo de ocasión, hace año y medio habría pagado 900 euros en intereses. Si realiza ahora esa operación tendrá que asumir un coste de 1.300 euros por ese crédito. Es decir, 400 euros más.
Los intereses también cambian en función del tiempo al que se contrata un crédito. Si es una operación a pagar durante 12 meses, los tipos que están aplicando los bancos y entidades financieras es del 4,5%, frente al 2,7% que llegaron a vender hace menos de dos años. Si se trata de un crédito a pagar entre uno y cinco años —suelen ser los habituales métodos de financiación— los intereses se ubican en la franja del 8,5%, la más elevada de la última década. Y si se trata de una operación a pagar en más de cinco años, los tipos en vigor superan ese 8,5%, según el supervisor.
Al mismo tiempo que han subido los intereses de estos préstamos también lo han vuelto a hacer los que se incluyen en las tarjetas de crédito a pago aplazado único. Es decir, la modalidad de estos plásticos con la que sus titulares pagan siempre la misma cuota mensual independientemente del gasto realizado, en una fórmula que va incrementando la deuda y se regenera a medida que se amortiza. Son las denominadas técnicamente como ‘revolving’.
Hasta finales de abril, estas tarjetas cobraban unos intereses superiores al 18%. De esta forma, retoman la senda alcista después de varios contratiempos judiciales que les llevaron a reducir los tipos por debajo del 18% en los dos últimos años.
En su momento, estas tarjetas llegaron a aplicar tipos superiores al 22%, lo que derivaba en un gasto ingente para las familias que las contrataban. Sin embargo, en febrero de 2020, justo antes de la pandemia, el Tribunal Supremo daba un revolcón a la banca que las comercializaba al anular los tipos de interés que cobran las entidades con estos productos si son «desorbitados» con respecto a la media que aplican el resto de bancos. Una sentencia condenaba a Wizink por cobrar unos intereses muy superiores al precio normal del dinero y manifiestamente desproporcionados. La sentencia considera que, en ese caso, son intereses usurarios y por tanto contrarios a la normativa.
Recurso de los vulnerables
Todos estos incrementos impactan directamente en la población más vulnerable, al ser este colectivo el que menor posibilidad tiene de llegar a fin de mes y se ve en la obligación de tirar de tarjeta, crédito o cualquier fórmula rápida de financiación. De hecho, la semana pasada el Banco de España alertó de que hasta un 9% de los hogares son incapaces de cubrir esos gastos sólo con los ingresos que generan, medidos por la renta bruta disponible.
Si se tiene en cuenta que, según el INE (Instituto Nacional de Estadística), existen 18,75 millones de hogares en toda España, actualmente habría más de 1,6 millones de familias en esta situación. Son unas 370.000 más que en 2020, cuando el porcentaje rondaba el 7%. E insiste en que son los más vulnerables los que más están sufriendo el azote de la inflación y de la subida decretada de los tipos de interés, que por el momento parecen imparables.