Garamendi podrá perpetuarse

Ya es definitivo y oficial. Antonio Garamendi podrá seguir al frente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) a partir de 2026 y sin ninguna fecha de caducidad. Las voces discordantes que en los últimos meses se habían alzado —aunque de forma extraoficial— contra el hecho de poder perpetuarse en el cargo se apagaron y la Asamblea General que celebró ayer la CEOE aprobó sin ningún voto en contra y sólo una única abstención eliminar el límite de dos mandatos consecutivos como máximo en la presidencia. De esta forma, Garamendi podrá optar a una tercera legislatura si así lo desea, aunque rehusó desvelar sus intenciones argumentando que hace pocos meses que acaba de ser reelegido.

«Me quedan cuatro veranos de presidente de la CEOE. Yo que sé lo que pasará dentro de cuatro años», declaró.

Durante su discurso de cierre de la asamblea, Garamendi exigió al próximo Gobierno «acabar con la campaña de acoso y derribo» que están sufriendo en estos últimos meses las empresas y «empresarios con nombres y apellidos» y atacó el «intervencionismo» que se está viviendo «en el día a día» y la actual falta de libertad de las empresas. Cargó contra «la decena de cambios normativos» que ha introducido el Ejecutivo «con nocturnidad y alevosía» y aprovechó para reclamar una rebaja de la presión fiscal, con mayores incentivos y cotizaciones sociales más bajas.

Era el último trámite que faltaba para reformar los estatutos y cambiar las normas de juego para optar a la presidencia de la CEOE y no hubo sorpresas. Antes, la Junta Directiva y el Comité Ejecutivo ya habían dado su visto bueno con el argumento de que las propias organizaciones lo habían demandado ya que la gran mayoría no tenía esta limitación de mandatos.

No fue el único cambio que se aprobó en lo que respecta a las reglas para acceder a la presidencia de la patronal. A partir de ahora será un poco más complicado presentarse, ya que se han establecido requisitos más estrictos. Así, se dio también luz verde a elevar el número de avales necesarios para poder ser candidato, hasta el punto de que se multiplican por cuatro. Si hasta ahora se exigían 20 avales procedentes de al menos cuatro organizaciones, se ha ampliado hasta el 10% de electores (unos 80) y que provengan, además, de seis organizaciones distintas. Si sólo hubiera un candidato, será proclamado por aclamación sin necesidad de someterse a votación como ocurre ahora si un vocal lo solicita, lo que evitará que se muestre el grado de discrepancia que tiene, ya que el voto es secreto.

También se recoge por primera vez el salario del presidente: 400.000 euros brutos anuales, 35.000 euros más que en 2022.