Diario de León

El nuevo repunte del gas y petróleo complica el fin de la ayuda anticrisis

El BCE avisa a Gobierno y consumidores: los tipos seguirán altos el tiempo que sea necesario

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El Gobierno se ha topado de lleno con un enemigo inesperado que podría complicar, y mucho, la decisión sobre la prórroga del último plan anticrisis que, entre otras, contiene medidas como la rebaja del IVA a los alimentos y la de los impuestos de la factura eléctrica de los consumidores. Aunque sobre la mesa del Ejecutivo estaba la posibilidad de eliminar o modificar algunas de las ayudas que vencen el próximo 31 de diciembre, el reciente repunte del precio de algunas materias primas como el petróleo o el gas natural han puesto en jaque la justificación para esa retirada.

El Gobierno ya ha dejado claro que la prórroga aún no está definida y que el plan presupuestario —del que también depende la subvención de la tarifa de último recurso del gas natural (TUR)— aún está en proceso de formulación. Así que todo dependerá de cómo evolucionen esos factores externos que pueden complicar aún más el día a día de los hogares españoles.

La propia vicepresidenta económica, Nadia Calviño, relajó ayer su discurso en torno al futuro de las medidas, indicando que «vamos a seguir en la misma línea que hasta ahora, tomando las decisiones adecuadas para amortiguar el impacto de la crisis de inflación». Eso sí, dejó claro que siempre se actuará «pensando en una política fiscal responsable y en el mejor uso de los recursos públicos».

Tras el Consejo de Ministros, recordó que el Gobierno ya ha destinado más de 50.000 millones para apoyar a familias y empresas frente al alza de precios. Unos paquetes anticrisis que algunos organismos como la Autoridad Fiscal (Airef) o el Banco de España han abogado siempre por limitar, advirtiendo de su impacto en los objetivos de déficit. Ayer mismo, el gobernador Pablo Hernández de Cos, insistió en que los gobiernos de la zona euro «deben dar marcha atrás en sus medidas de apoyo». Algo que consideró «esencial» para evitar presiones adicionales sobre los precios «que de otro modo requerirían una respuesta de política monetaria aún más fuerte». Es decir, o las economías aceleran el ajuste del déficit mediante políticas fiscales más restrictivas —eliminando las ayudas, por ejemplo— o los tipos de interés seguirán altos o incluso subiendo para controlar la inflación.

Mientras, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE) aseguró ayer que la inflación dio muestras de moderarse en agosto. Los datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), apuntan que los precios se redujeron al 5,2% el mes pasado. La tasa, aunque se mantiene aún lejos del objetivo del 2% marcado por el BCE, supone la mitad de lo que marcó en octubre de 2022. «La inflación subyacente también está en la senda de la reducción y cayó al 5,3% en agosto», destacó Lagarde en su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo.

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