La parálisis política no se nota en los riesgos
Ni unas Cortes paralizadas en sus iniciativas legislativas ni un Gobierno en funciones maniatado en buena parte de sus atribuciones. Ni siquiera una falta de proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2024, que deberían haber sido presentados antes del 30 de septiembre, como exige la Constitución, para que entren en vigor el próximo 1 de enero. Ninguna de estas circunstancias, todas asociadas a la última convocatoria de elecciones generales, a la falta de acuerdo para investir a un presidente e incluso a la posibilidad de la repetición electoral el 14 de enero, no asustan al Banco de España.
O, al menos, en el supervisor no conciben como un «riesgo» la parálisis política práctica en la que se encuentra España desde antes del verano, en un contexto de inactividad legislativa económica que podría llegar hasta finales de 2023.
Durante la última presentación de las proyecciones macroeconómicas, los responsables del supervisor admitieron que su estudio no contempla el bloqueo político como un riesgo para la evolución económica durante los próximos meses. «No está incorporado en el ejercicio de previsiones como un factor importante de riesgo porque los indicadores de incertidumbre que monitorizamos no muestran un repunte de la incertidumbre en este ejercicio en concreto, no lo consideramos un factor de riesgo», según insisten en el Banco de España. En cualquier caso, esta minimización del riesgo político no implica que no vaya a ser relevante como factor a tener en cuenta en el futuro.
Pero no siempre ha ocurrido así. Desde que a finales de 2015 Mariano Rajoy convocara elecciones generales se han sucedido varios episodios de bloqueo que no siempre era bien vista de cara al porvenir económico de España.